Novedades marcianas
columna: «la ciencia en la calle»
Al alcance de Raúl Salinas
La última y exitosa misión de la NASA, llevaba un triple lema, similar al olímpico: "mejor, más rápido, más barato." El Mars Pathfinder --del que esta sección dio noticia hace 15 meses, en mayo del 96-- requirió tres años de desarrollo con un costo de 150 millones dólares. Su feliz aterrizaje el pasado 4 de julio demuestra que su sistema, sencillo y de bajo costo, puede colocar instrumental científico por una quinceava parte del costo de aquel Viking enviado hace 20 años. El costo total de la misión, incluido el cohete de lanzamiento, fue de 280 millones de dólares, lo cual es tan barato que Raúl Salinas lo pudo haber pagado sin quedarse pobre.
Objetivos científicos
Además del simpático vehículo Sojourner, cuyas fotografías del paisaje marciano han salido en diarios y revistas sin producir asombro, la misión analiza la superficie de Marte con otros instrumentos que permiten realizar estudios de morfología del terreno a escalas menores al metro, así como de geoquímica y de las propiedades tanto magnéticas como mecánicas del suelo marciano.
También está estudiando el Pathfinder las propiedades del polvo y otros elementos atmosféricos, así como aspectos de la rotación y la traslación del planeta. El sitio de aterrizaje, el Ares Vallis, o valle de Ares, fue elegido porque se le suponía formado a partir de una descomunal inundación que, al arrastrar materiales desde lugares lejanos, permite localizar en un área reducida una mayor variedad de elementos marcianos. En el estado de Washington existe un terreno que es producto también de una gigantesca inundación, ocurrida esta hace 15 mil años, por lo cual ofreció un buen modelo de las fuerzas que pudieron moldear el Ares Vallis en Marte.
Morfología y geología
El instrumento llamado Imager for Mars Pathfinder (IMP) fue diseñado para revelar procesos geológicos de Marte e interacciones entre la superficie y la atmósfera. Las vistas panorámicas que han adornado las portadas de muchas publicaciones, tanto científicas como populares, permiten analizar los cambios debidos a la escarcha, el polvo y la erosión. Se tuvo un primer conocimiento general del tipo de terreno estudiando las propias huellas del vehículo de seis ruedas, el Sojourner, que ya ha analizado varios metros cuadrados de terreno. Hasta las huellas dejadas por la retracción de las bolsas de aire que suavizaron la caída, han permitido inferir claros elementos sobre la naturaleza del terreno marciano. El espectrómetro y los numerosos filtros de que va dotado permiten determinar la constitución de las rocas , dos de ellas convertidas ya en vedettes de las noticias, y una tercera, Monolito 2, que ha despertado las infaltables especulaciones sin base. Van éstas a continuación.
El Monolito 2
Los eternos cazadores de secretos malguardados por la NASA, siempre citando una fuente que no pueden revelar, ya aseguran que la misión Pathfinder está siendo vigilada... por los propios marcianos.Claro está, por razones misteriosas, tanto la NASA como la Fuerza Aérea están ocultando esa información, dicen. ¿Y en qué consiste? Pues nada, que como recordará usted, entre la docena de meteoritos caídos a nuestro planeta procedentes de Marte, uno de ellos causó revuelo a fines del año pasado. El conocido como ALH 84001, parecía mostrar fósiles de algo similar a nuestras bacterias.
El dato sigue sin confirmarse. Bien, pues las "fuentes de la NASA" que nunca quieren dar su nombre dicen ahora que una tercera piedra estudiada por el vehículo Sojourner, la llamada Monolito 2, es una réplica de ALH 84001. La NASA, sostienen, se apresuró a borrarla de las fotografías publicadas. Pero, ah, no contó con que se le escaparían fotos reales con el Monolito 2.
La lógica
La misión Pathfinder, como todas las misiones espaciales, tendrían su mayor triunfo si localizaran vida extraterrestre. Todas las razones esgrimidas para recortar presupuestos, tanto en Estados Unidos, como en la Agencia Espacial Europea o sus similares japonesas y rusas, se vendrían abajo y los millones fluirían más arrasadoramente que la inundación que formó al Ares Vallis.
Así que ¿por qué la NASA habría de esconder la mejor prueba de que sus misiones tienen sentido? ¿No es profundamente estúpido el solo pensamiento de esa ridiculez? Y luego, la lógica de los marcianos es pues muy marciana, ya que por razones quizá experimentales monitorean los programas espaciales terrestres y uno de sus experimentos es ponernos en las narices, o en las de nuestras cámaras, una piedra idéntica al meteorito que aquí tenemos. ¿Se le ve el motivo? Imagine usted que el Sojourner hubiera fotografiado a un chaparrito verde y con antenas, ¿puede luego imaginarse usted a la NASA y a la Fuerza Aérea borrándolo a toda prisa? Dicen que las tonterías es mejor no mencionarlas, pues por la ley del teléfono descompuesto acaban siendo contadas como verdaderas. Por tal razón quizá haya sido erróneo responder a esta necedad.
La distancia y el interior
Otra información que el Mars Pathfinder esta proporcionando, se refiere a aspectos dinámicos de la rotación y la órbita de Marte.
La Deep Space Network (DSN) hará una medición tan exacta de la distancia entre la Tierra y Marte que el error no será mayor de uno a cinco metros. Las mediciones de la precesión del eje (o del bamboleo del planeta, digamos) permitirán calcular el momento de inercia, que a su vez es producto de la densidad de la roca marciana a diversas profundidades, por lo que se podrán inferir aspectos de su interior, tal y como se hace para determinar el interior de la Tierra.