Science y las drogas
columna: «la ciencia en la calle»
Un editorial brillante
El 24 de enero publicó Science, el órgano semanal de la American Association for the Advancement of Science, y una de las publicaciones científicas más prestigiadas del mundo, un editorial que pone la cuestión de la drogadicción en sus justos términos: mientras las buenas noticias fueron que el Instituto Nacional sobre Abuso de Drogas (NIDA en inglés) reconoció finalmente que ese problema era de tipo cognitivo, esto es psicológico y referido a las creencias y metas de las personas, "las malas noticias fueron que el Tío Sam estaba ofreciendo únicamente 1.5 millones de dólares para la empresa", esto es para la investigación en esa área.
Un anticuado conductismo
Hasta ahora, señala el editorial, la investigación acerca del abuso en las drogas había estado dominada por modelos conductistas simples que usaban obsoletas teorías del reforzamiento para explicar la adicción. Según el conductismo y su casi-único-factor explicativo, el reforzamiento de la conducta, los usuarios de droga se mantienen adictos porque el difícil acceso a ellas hace que el objetivo sólo se alcance de forma intermitente. Ya lo dicen los estudios con ratas que mueven palancas para obtener comida: cuando la rata obtiene el premio de manera irregular, unas veces sí y otras no, apretará la palanca de manera frenética por mucho más tiempo que si cae comida en todas las ocasiones en que aprieta la palanca. A esto se le llama "programa de reforzamiento intermitente". El NIDA reconoció en un simposio sobre neurociencia que el problema humano era bastante más complejo, aunque el reforzamiento también nos afecte, y que debía estudiarse desde un punto de vista cognitivo, esto es involucrando las creencias y metas de las personas.
70 por ciento han probado
Hace notar Science: La importancia de la cognición queda ilustrada con el hecho de que el patrón promedio de uso de drogas en Estados Unidos ha permanecido constante por años. Aunque mucha gente experimenta con drogas, sólo un pequeño número se vuelve adicto. Y remata con números escalofriantes que descertifican a la población entera del país autocertificador: "Específicamente, alrededor de un 70 por ciento (dice setenta por ciento) de los estadunidenses han probado drogas ilícitas, pero menos de un 20 por ciento usaron una droga ilícita durante el año pasado y sólo un pequeño porcentaje hizo eso durante el mes pasado". Esto es que muchos prueban y pocos se envician. El mismo editorial hace otro señalamiento que resultaría inexplicable a partir de las teorías del reforzamiento, y es que el uso de drogas cae notoriamente con la edad, hasta que, pasados los 35 años, el empleo esporádico de drogas ilícitas virtualmente cesa.
Estos hechos "sugieren que los simples conceptos de aprendizaje y reforzamiento no explican las experiencias con drogas." La cognición es central en ese patrón."
El mito del resbalón
Los resultados del simposio también contradicen a la sabiduría popular y las concepciones que rigen la actividad antidrogas del gobierno, tanto en Estados Unidos como aquí: "El mero consumo de drogas, hasta sobre una base casual, no significa que el usuario esté en la resbalosa pendiente al desastre; la mayor parte de la gente alguna vez abandona los hedonistas placeres de las drogas ilícitas." Los sufrimientos que escucha uno narrar a los fumadores de simple y llano tabaco, cuando les falta esta droga licitísima y promovida por millones de dólares en publicidad, hace pensar que es más difícil abandonar las adicciones permitidas, podemos agregar quienes no entendemos la prohibición de unas yerbas y la exaltación de otras por todos los medios y con todas las artimañas de la mercadotecnia.
La respuesta del gobierno
Cuando los investigadores pidieron más recursos para investigar estas áreas, a todas luces prioritarias en el combate contra el uso de drogas (lícitas o ilícitas, es lo de menos), las autoridades respondieron que el presupuesto es un sistema cerrado: "Si desean más dinero para investigación, digannos de cuál programa tomar el dinero. No piensen que el dinero extra viene de making one less gun (?); viene del presupuesto nacional. ¿Qué es lo que desean cortar?" El sorprendido emisario de los científicos responde que en un mundo racional habría una respuesta sencilla a esta pregunta: "Desde 1982, el presupuesto federal para los programas de control de drogas ha ido de 650 millones a más de 13 mil millones de dólares.
¿Cuál ha sido el efecto? La disponibilidad promedio de droga, pureza y costo no han cambiado, y el porcentaje de la población que usa drogas ha permanecido en gran medida constante, con variaciones aquí y allí, las cuales sugieren reducción en el uso a causa de la educación. Luego, estos programas no han producido efecto medible en la línea de abasto de droga. ¿Que el gobierno de Estados Unidos confisca algunas drogas? Seguro, pero el suministro es infinito y nuevas fuentes brotan como tulipanes. Con todo, el gobierno piensa que es digno de atención que millón y medio será aplicado a lo que es, probablemente, el asunto central en la adicción humana a las drogas. Es una cantidad boba."
El verbo chicaguizar
Science concluye con una propuesta para obtener los fondos requeridos por la investigación psicológica, investigación urgente en el área de las adicciones: Permitir al National Institute on Drug Abuse (NIDA) tener uno, aunque sea uno solo, de esos 13 miles de millones de dólares destinados al control de la droga, "y verán ustedes avances reales." No lo obtendrán, porque el gobierno de Estados Unidos está convencido de que el control de la drogadicción es un asunto de más pistolas y más helicópteros. De nada sirven, pues la corrupción interna, la de ellos, no la nuestra, hace mucho que evita la detención por allá de un buen capo, ¿o ya no los hay en Nueva York, Chicago y los Angeles? La mafia y sus senadores siguen intactos. Chicaguizaron a Colombia, nos están chicaguizando ahora.
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