Aclaración necesaria

Nunca aprendí a fumar, por lo mismo nunca he consumido ningún tipo de hierba quemable, legal o ilegal. Alguna vez, por los años 60, los anfitriones de una fiesta sirvieron un pastel del que comí un pedazo; supe al poco rato, que contenía mota. No sentí nada, no me ocurrió nada. Luego, de pronto pasó de moda (creo). Muchas personas parecían encontrar placer en fumar esa hierba de mal olor, aunque no peor que el tabaco tras una reunión, pero jamás las vi perder la conciencia como sí he visto ocurrir a causa del alcohol. Borracha, la gente se pone agresiva, dice tonterías, vomita la alfombra y, con enorme frecuencia, se mata al conducir un auto. Con la mariguana los fumadores sólo se ponen aburridos. Por lo mismo, la prohibición es totalmente inexplicable. En cambio, una hierba legal, el tabaco, sin discusión alguna produce adicción, cáncer del pulmón y, cuando se fuma en puro o en pipa, cáncer de labio, de lengua y de paladar. Así pues, la irrazonable prohibición sólo se explica por el fariseísmo de los Estados Unidos, el primer consumidor mundial de mariguana.

El Marinol

Pero el asunto ya rebasó el simple e inobjetable derecho de los adultos a ser dueños de sus cuerpos, ya que la mariguana posee diversos empleos médicos, como enseña en nuestro país la medicina tradicional; el principal en estos tiempos es el control de la náusea provocada por medicamentos en pacientes de cáncer, leucemia y sida. La hipocresía llega a tales extremos en Washington, que fue aprobado un medicamento, llamado Marinol, cuyo precio es exorbitante y las compañías de seguros no incluyen, que contiene el principio activo de la mariguana, tetrahidrocannabinol, en alta concentración y pureza; pero la hierba con que fabrican ese medicamento sigue estando prohibida. El control de la náusea provocada por diversos medicamentos, en particular el AZT, es un requerimiento indudable para la calidad de vida del paciente. Quien pasa los días y las semanas con náusea constante provocada por un tratamiento de por vida, puede preferir la interrupción del tratamiento, antes que padecer 24 horas un malestar irremediable.

California y Arizona

Pero no es irremediable tal malestar, pues la mariguana lo reduce y hasta lo desaparece. Los reportes de pacientes con cáncer o sida que encuentran alivio en la mota a los efectos secundarios de sus agresivos tratamientos químicos, son abundantes e indudables. Por tal razón se realizaron plebiscitos en California y Arizona, el 6 de noviembre pasado, con el fin de permitir el empleo médico de la mariguana. Ganó el sí por 56 por ciento de los votantes en California y por 65 por ciento en Arizona. De inmediato Washington contraatacó, pues las leyes federales no pueder ser anuladas por las de los estados. Otra vía seguida por los opositores es la de amenazar con procesos a los médicos que receten mariguana. Este señalamiento tiene importancia en la medida en que la receta médica es necesaria, bajo las nuevas leyes, para comprar y poseer Cannabis. La Asociación Médica de California, quien se opuso a la legislación ahora discutida, señala que "la ley federal establece una clara prohibición contra distribuir, entregar o poseer mariguana". Cita la Asociación en particular la decisión de una corte federal, en 1977, que permitirá la demanda legal contra los médicos por "crear los medios" para que las personas obtengan drogas ilegales, aunque sean médicos que de buena fe estén tratando de proteger la salud de sus pacientes.

Escasa investigación

Alan Martínez, de Santa Rosa, California, quien usa mariguana para una epilepsia que ha sufrido durante 20 años, fue arrestado en agosto por cultivar plantas en el alféizar de su ventana. Un experto declaró durante el juicio contra Martínez y sostuvo que la mariguana podía afectar el umbral al que se inician los ataques, elevándolo y haciéndolos por tanto menos frecuentes. Por lo pronto, Martínez sostiene que estuvo mucho tiempo incapacitado por los efectos secundarios de la medicina convencional, hasta que inició la presente combinación con mariguana. Sin embargo, las investigaciones al respecto aún resultan insuficientes. Por lo mismo, en ambos bandos se está exigiendo mayor investigación, aunque por muchos años los oponentes al empleo médico de la mariguana bloquearon todos los fondos destinados a la investigación sobre ese tema, para luego justificar su oposición aduciendo, precisamente, la falta de investigación.

¿Es medible el bienestar?

El primer problema en el diseño de estudios amplios que determinen la eficacia de la mariguana, es que produce el más subjetivo e inmedible de los efectos: bienestar. Por lo mismo, se pregunta el Aids Treatement News: ¿Tiene sentido tratar de cuantificar el alivio subjetivo y de corto término? ¿Debemos tratar de medir el alivio de todas formas, aun si no tiene sentido médico ni científico hacerlo, sólo por exigencias políticas? Aún más, ¿alguien puede entender la lógica de vender mariguana cuando es cara y en píldoras, y seguirla prohibiendo cuando es barata y fumable? ¿Hay alguna diferencia además del precio? Un país muy raro ése de Estados Unidos.

La guerra antidrogas

Será necesaria una campaña nacional en Estados Unidos para cambiar las leyes federales en lo referente al uso médico de la mariguana. Esto pondrá sobre el tapete de la discusión, en último término, toda la guerra contra las drogas, respecto de la cual "es claro que el país necesita desesperadamente otras opciones políticas en vez de prohibición". Idem. En México, donde la mariguana fue por siglos un remedio casero que servía para friegas contra el reumatismo y otros usos, hemos entrado de lleno en la histeria estadunidense sin razonamientos propios, sin causas creíbles. La Secretaría de Salud debe admitir el uso médico de la mariguana en todo el país y solicitar al Congreso modificar lo necesario en la legislación. Para empezar. Luego admitamos el derecho a atarantarse con Bacardí, con Marlboro o con mota. Es igual.

la talacha fue realizada por: eltemibledani