El sida hoy
columna: «la ciencia en la calle»
Primeras terapias
El primer fármaco surgido en el hoy abundante arsenal contra el sida fue, lo sabemos todos, el AZT. La familia a la que pertenece químicamente se conoce con el largo nombre de "inhibidores de la transcriptasa reversa análogos a los nucleósidos" porque actúa imitando uno de los eslabones, o nucleósidos, del código genético del virus, la timidina, por lo que una de la enzimas encargadas de formar al nuevo virus, la transcriptasa reversa, coloca AZT en el código genético debido a su analogía con la timidina. Así queda inhibida la acción constructora de esta enzima encargada de buscar, atrapar y colocar los eslabones químicos que formarán el código genético de los nuevos virus del sida. Pero estos análogos son sólo casi idénticos. En el casi está su función antiviral (antirretroviral, más exactamente). Embonan bien en los genes en formación y en la enzima que los transporta, pero en su extremo libre no permiten seguir armando el resto de los genes virales y el virus nunca queda concluido. Trabajan de manera similar el AZT, ddI, ddC, 3TC, d4T. Con excepción de la última, llamada Zerit, todas estas medicinas se consiguen en las farmacias grandes. Sus nombres comerciales son Retrovir, Videx, Hivid y 3TC (desconozco la razón por la que no se emplea su nombre comercial, Epivir, en México). El Seguro Social tiene por lo menos dos de estos medicamentos en su cuadro básico. Están por aparecer un AZT mejorado, al que el virus desarrolla resistencia más lentamente, y otro análogo de los nucleósidos, una droga por ahora todavía experimental conocida como 1592, que ha reducido en los grupos experimentales hasta un 99 por ciento del número de virus presentes en la sangre.
Los no-nucleósidos
A partir de 1993 se comenzaron a probar en humanos los inhibidores de la transcriptasa no-nucleósidos. Desde agosto de este año está a la venta en Estados Unidos el nevirapine, cuyo nombre comercial es Viramune, y estaba por aprobarse el delavirdine, con la marca Rescriptor. También en agosto aparecio un estudio francés muy esperado sobre la combinación de hydroxyurea y ddI. En estudios todavía con muy pocos pacientes se consiguió reducir el nivel de virus hasta niveles indetectables. La hydroxyurea es un anticancerígeno conocido hace décadas. Entre los proponentes de esa combinación se encuentra el discutido Robert Gallo.
Los inhibidores de la proteasa
Como todo lo que termina en -asa, la proteasa es una enzyma, esto es, un agente químico que acelera o conduce las reacciones bioquímicas en todo organismo. La proteasa desata los mecanismos de replicación (o multiplicación) del virus cuando recibe las señales adecuadas. Este fue el año de los inhibidores de la proteasa: Invirase, Crixivan, Norvir, Viracept: casi todos los grandes laboratorios sacaron el suyo. Aquí podemos conseguir el de Merck, Crixivan, a un precio estratosférico y únicamente en farmacias especializadas de cuatro o cinco ciudades del país. Su mayor complicación es que deba tomarse tres veces al día, siempre con el estómago vacío y esperar al menos una hora más en ayunas. Las dosis saltadas lo afectan particularmente. Ninguno de los inhibidores de la proteasa debe tomarse solo, porque la resistencia del virus a la medicina aparece muy pronto.
Tratamientos futuros
Se están abriendo perspectivas totalmente novedosas para la terapia del sida. Pronto se tendrá otra línea de antivirales sin los graves efectos secundarios de los medicamentos hoy empleados. Entre ellos, los análogos de los nucleótidos (con t, a diferencia de los nucleósidos, con s). Estos también proveen falsos bloques de construcción que, al incorporarse al virus en proceso de formación, detienen su replicación. El análogo de los nucleótidos más avanzado en sus ensayos es la (R)-9-(2-Phosphonylmethoxypropyl)adenina o más fácilmente PMPA. Su mayor ventaja es su completa ausencia de toxicidad.
Pero más alentadores son los estudios sobre productos del propio cuerpo humano que combaten al VIH. Por ejemplo, la secreción de las células CD8 del sistema inmunitario contiene al menos tres de las llamadas kimokinas, mensajeros químicos del sistema, que parecen detener la replicación del VIH. Estas kimokinas ya identificadas se conocen por los nombres RANTES, MIP1-alfa y MIP1-beta.
Y mejores noticias
Las interleukinas son otros mensajeros químicos del sistema inmunitario que presentan prometedores resultados. Se ha visto que la interleukina 16, o IL-16 suprime la replicación del virus. En días recientes han aparecido noticias que atribuyen el mismo efecto a la IL-2. Con el descubrimiento del receptor CD4 en la membrana de los linfocitos, receptor necesario al virus para penetrar a la célula, se comenzó a comprender el mecanismo celular de la infección. Este año se encontró el segundo receptor, la fusina. Ambos son correceptores, pues deben trabajar en conjunto para admitir al virus. Pero el hallazgo de personas a quienes resulta imposible infectarse de sida llevó a localizar un segundo correceptor, denominado ahora CKR-5. Cuando, por un defecto en el gene que produce tal receptor, las células no lo poseen, el virus del sida no consigue penetrar la célula y, puesto que para replicarse el virus emplea el mecanismo genético de la célula, el paso indispensable para la infección no ocurre. Entre personas de origen europeo, un 20 por ciento presenta dicho defecto que las hace inmunes. Pero grupos japoneses, algunos africanos centrales y occidentales, así como un grupo afortunado de venezolanos, ni siquiera poseen el gene encargado de producir al correceptor. El trasplante de este tipo de células puede producir una inmunidad semejante.
¿Y el tema más controvertido? La mariguana médica. Existe un producto farmacéutico llamado Marinol cuyo agente activo es la mariguana. Se emplea para combatir la consunción típica del sida, la rápida pérdida de masa muscular. Los enfermos argumentan: ¿por qué mariguana química y no natural? Exigen su derecho a fumarla.
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