Rumbo a marte
columna: «la ciencia en la calle»
Interés práctico
Este mes de noviembre se inicia una década de exploración del planeta Marte con una misión estadunidense, Global Surveyor, que debió salir el pasado miércoles 6 de noviembre, en un cohete Delta, desde Cabo Cañaveral, Florida. Luego, el próximo sábado, 16 de noviembre, un cohete Protón ruso saldrá de Baikonur, en Kazajstán, llevando la misión Marte 96, con la que Rusia inicia la década. Una tercera misión está programada para el 2 de diciembre y varias más, incluidas japonesas y europeas, de aquí al año 2005. La exploración de Marte tiene interés práctico, además del científico, porque hace 4 mil millones de años al parecer tenía Marte un clima similar al de la Tierra, con ríos, lagos y quizá hasta océanos. Algunas regiones muestran señales de haber sido barridas por gigantescas inundaciones.
Pero una catástrofe desconocida convirtió un mundo semejante al nuestro en un planeta de arena, dunas y clima helado. Marte conserva todavía parte de aquella agua, tanto en los casquetes polares como en cráteres y montañas, aunque se encuentra en forma de hielo. También se observa dióxido de carbono helado. Quizá, ahora que afectamos de tal manera nuestro medio, sería bueno entender lo que convirtió al planeta Marte en un desierto rojizo.
Planetas similares
Aunque el diámetro de Marte es la mitad del terrestre y su masa poco más del 10 por ciento, es el planeta con mayor similitud al nuestro, más que Venus, si bien las proporciones de éste son casi las terrestres. A pesar de su aspecto desértico actual, el terreno marciano muestra evidencias de ríos formados por lluvias, los casquetes polares avanzan y retroceden con estaciones anuales, como ocurre a los nuestros, y el paisaje tiene montañas enormes y profundos cañones. También hay evidencia de actividad sísmica. Por la misma época en que Marte era tibio y húmedo, hace 4 mil millones de años, surgieron las primeras formas de vida en la Tierra. Así pues, sería muy extraño que en dos planetas tan similares y con tan semejantes condiciones climáticas como eran entonces Marte y la Tierra, la vida surgiera en uno solo y no en el otro. Por tal razón, una de las metas más excitantes para la exploración de Marte es la búsqueda de fósiles dejados por formas de vida extinguidas. Tampoco es imposible que algunas formas de vida persistan, a pesar de que la radiación ultravioleta llega hasta el suelo, a diferencia de la Tierra, donde la atmósfera nos protege (o nos protegía) de esa radiación dañina. Podría ser que, al perder el escudo de su atmósfera, la vida marciana se hubiera refugiado bajo la superficie del planeta. Así podrían haberse creado oasis de vida.
Global Surveyor
Hace tres años, la NASA perdió contacto con el satélite Observer al poco tiempo de que éste quedara en órbita marciana en agosto de 1993.
La misión actual, llamada Global Surveyor, o Topógrafo Global, lleva parte de los instrumentos del Observer, y quedará atrapada en órbita por la gravitación de Marte en septiembre del año próximo. Dará una vuelta a ese planeta cada 48 horas a una altitud de 400 kilómetros.
Tendrá por finalidad principal la de levantar mapas del terreno, para lo cual tres cámaras tomarán miles de fotografías. Una de estas cámaras podrá ver objetos tan pequeños como un auto, por lo cual se espera que localice las naves Viking, que descendieron en Marte hace 20 años. Un receptor francés de radio le permitirá recibir datos de la nave rusa y de otra, también estadunidense, que por entonces ya estarán analizando la superficie de Marte. Otros instrumentos fueron diseñados para medir la profundidad de los cráteres y la altura de volcanes y montañas. Dos años trabajará el Global Surveyor enviando datos que nos darán una imagen precisa de la superficie y la atmósfera marcianas. En cuanto a la posibilidad de vida en Marte, hace 20 años las sondas Viking no localizaron rastro alguno. Pero muy recientemente los científicos han encontrado en nuestro propio planeta microbios que pueden vivir de las rocas, comiendo hidrógeno de rocas basálticas, un tipo que existe tanto en la Tierra como en Marte, lo cual hace posible que microbios similares pudieran existir bajo la superficie marciana en el caso de que no toda el agua subterránea estuviera congelada. En fin, que este fin de año será el de las expediciones hacia el planeta Marte.
Penetradores y pétalos
Marte 96, la misión rusa programada para este sábado, entrará en órbita marciana el 10 de septiembre de 1997, dará una vuelta al planeta cada 43 horas y estudiará durante un año la superficie y la atmósfera de Marte con 12 instrumentos; otros 6 instrumentos medirán el llamado viento solar, esto es, la corriente de partículas proveniente del Sol. La nave lanzará cuatro módulos hacia la superficie de Marte: dos de estos módulos saldrán unos tres días antes de que la nave entre en órbita, y ya en el suelo de Marte se abrirán como flores de cuatro pétalos y sus instrumentos comenzarán a monitorear el medio marciano. Otros dos módulos, particularmente extraños, llamados penetradores, serán soltados por la nave un mes después que los dos primeros módulos. Los penetradores se clavarán en el terreno de Marte a una profundidad de 6 metros para estudiar la composición química y las propiedades físicas del terreno. Las estaciones medirán la actividad sísmica y los campos magnéticos de Marte, lo cual proporcionará información sobre la estructura interna del planeta. La misión rusa, Marte 96, estudiará también los vientos en la atmósfera marciana, temperaturas y tormentas de polvo; medirá el vapor de agua y estudiará la hipótesis según la cual Marte tuvo alguna vez una atmósfera semejante a la terrestre, pero se perdió en el espacio. Es importante para nosotros saber cómo ocurrió esa pérdida. Dicen que cuando las barbas (o la atmósfera) de tu vecino veas cortar echa las tuyas a remojar.
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