Curiosity, el Vaticano y las cosmicómicas

publicado en la revista «Nexos»
# 418, octubre de 2012

 

El señor Qwerty flotaba dubitativo: Sería mejor esperar a que la Vía Láctea, galaxia donde había nacido, girara, de forma que le acercara el planeta Tierra, ¿o cruzar sus 100 mil años luz? En eso leyó que la rotación galáctica era 965 mil kilómetros por hora: más de lo que había aprendido en su infancia, y eso lo decidió a esperar, puesto que en menos tiempo la Tierra quedaría bajo sus pies. El señor Qwerty continuó su lectura y encontró sorpresas mayúsculas:Un equipo de investigadores tiene la clave para entender por qué el cerebro humano se volvió más grande y más complejo que el de otros animales. James Sikela, quien encabeza al equipo internacional, hace una pregunta retórica para gozar su respuesta: “La talla y la capacidad cognitiva de nuestro cerebro nos coloca aparte. Pero ¿cómo sucedió?”.

Sikela responde: Lo que guió la expansión del cerebro humano fue un módulo dentro de una proteína, a lo que se le llama dominio, mucho más abundante en humanos que en otras especies. Se le denomina DUF1220. “Los humanos tienen más de 270 copias codificadas en el genoma, los chimpancés 125, los gorilas 99, las marmotas 30 y los ratones sólo una”. Un número escaso en humanos se asocia a microencefalia, y demasiadas copias a macroencefalia.Los hallazgos los reporta el equipo en la edición en línea de The American Journal of Human Genetics.

Con todo y la nueva velocidad asignada a la galaxia, el Sol y su cortejo de planetas no aparecía, así que el señor Qwerty vio el nombre Sansón y se dispuso a leer: “Investigadores de la Universidad de Tel Aviv, Israel, acaban de encontrar un sello, de apenas centímetro y medio de diámetro, que muestra a un hombre junto a un león. El hallazgo ocurrió entre los sitios bíblicos Zorah y Esh-taol, donde nació Sansón según el libro de los Jueces. Una de sus aventuras fue el combate contra un león al que rompió las fauces. Y eso parece hacer la figura del sello. Interesante, pero la atención del señor Qwerty olvidó a Sansón por la siguiente noticia, ésta sí, desmesurada:

La voz del Papa

En un arranque de inusitada lucidez, leyó el señor Qwerty, L’Osservatore Romano, La Voz del Papa, anuncia que si el rover Curiosity, recién posado con suavidad en Marte por la NASA encontrara señales de vida, presente o pasada, sería necesario revisar la teología, en especial las tesis del pecado original y la necesaria redención del pecado. Sólo que pecado y redención han sido la piedra clave en el sólido arco del judeo-cristianismo-islamismo. Sin ella, el arco se derrumba por su propio peso, murmuró por la bajo el señor Qwerty al recordar los instrumentos de la Santa Inquisición.

Podía comprobar el asunto del pecado original porque la Tierra ya estaba a la vista. Bajó al planeta y fue testigo del primer pecado. Los dinosaurios, que no podían pecar, habían desaparecido con los años de oscuridad provocados por el polvo suspendido en toda la atmósfera luego de que un cometa cayera en la costa de Yucatán, y unos minúsculos ratones, sobrevivientes, habían evolucionado hasta convertirse en humanos: “Ah, he aquí el resultado de la proteína esa, el dominio proteico DUF1220”, se dijo al ver un niño y una niña preferidos de su Padre Amantísimo por encima de todo el resto de la creación. El Padre les ofrecía vida regalona y se adelantaba a sus menores antojos. Pero un día decide poner a prueba la obediencia de Sus hijos favoritos:

—Saldré por un día, hijos míos. Podéis comer de todo (siempre habla en vosotros). Pero de estas galleticas no comeréis… —y deja la caja abierta. Luego va y se esconde a espiar.

La niña, más lista que el niño, se acerca a ver las galletas y se pregunta por qué no probarlas. Una lagartija parlanchina le explica:
—Vosotros seréis siempre niños porque no tenéis hormona del crecimiento natural. Esa hormona está en las galletas. Si comes una crecerás hasta ser en pocos años mujer adulta, de grandes tetas y antojables nalgas para que no te falte vida sexual.

La niña prueba… las ha comido mejores. Le ofrece al niño y es de la misma opinión. Entonces el Padre Amantísimo, devenido Monstruo de Furor, salta de su escondite y clama:
—¡Que os he pillao, so bellacos, malandrines!… Extended las manos para daros escarmiento.

Les pone tal golpiza en las manos que se les gangrenan y caen. Pero la Ofensa ha sido infinita porque el Padre es un Ser infinito, así que se conduele mucho de lo ocurrido a sus hijos, pero ni la pérdida de sus manitas paga la Infinita Ofensa. Al fin Todopoderoso, el Padre Amantísimo altera el ADN de sus hijos para que su descendencia nazca sin manos. Hecho eso, los arroja a la calle:
—¡Largo de mi casa! ¡Id al semáforo a vender chicles, dormiréis a la intemperie y cagaréis en el camellón, comeréis de las limosnas!

Los niños, arrepentidos, le ofrecen a diario cordero asado, magníficas frutas y el mejor vino. El Padre Amantísimo todo lo acepta y devora con gusto, pero una ofensa a Él es infinita, se dice a Sí mismo, y no la paga ni el degüello de miles de corderos ni una hecatombe de los mejores toros, la víctima propiciatoria que lave Su orgullo herido deberá ser, a su vez, infinita. Así que pergeña una idea: Él es Uno, pero tiene tres cabezas, es el Padre de la Segunda desde la eternidad sin tiempo, y en tanto que es el único ser infinito dentro y fuera del universo, deberá sacrificarse Él a Sí mismo. Como el Hijo también es Él, lo enviará como Víctima para que ese dolor, de Él, lave la ofensa a Él.

Va a la ciudad guiado por la Segunda Cabeza, el Hijo, para que, aporreado, amarrado, arrastrado y humillado, como negociador de Peña Nieto en Atenco, sus tataranietos lo sacrifiquen a Él en pago de la desobediencia cometida contra Él.

El por qué el Perdón pase por un necesario dolor, por sufrimiento extremo, es una idea antropocéntrica: los papás castigan a sus hijos (o los castigaban endenantes) con unos cintarazos o enviados con hambre a dormir. El dolor redime, paga culpas: los pueblos antiguos ofrecían sufrimientos a sus dioses. El ayuno, los azotes, los cilicios que mortifican el cuerpo, la abstinencia sexual: todo lo desagradable es bien recibido por los dioses, incluido el de la Biblia. El motivo es asunto bien estudiado por Sade y por Masoch.

Pero hay algo aún más extraño: el Padre puede hacer excepciones y permite que una criatura nazca con manos, sin el castigo por el pecado de sus ancestros. Lo hizo una vez al menos y fue con la mujer que le iba a dar un cuerpo humano al Hijo: María “concebida sin rastro de pecado original”.

Vista la excepción, deja de tener sentido que el Hijo pase por la tortura que exige la Infinita Venganza del Padre Amantísimo. Si lo hizo con una, lo puede hacer con todos y sanseacabó. Pero su Infinito Orgullo, herido por la desobediencia, exigía sangre, golpes, humillación, y así vemos a los peregrinos caminando de rodillas hasta sangrar para pedir a la Virgen favores. ¿A qué madre o padre le gusta ver sufrir a sus hijos, que le ofrezcan darse azotes y despellejarse la espalda con ramas espinosas, las rodillas con kilómetros de arrastrarlas hasta un santuario? Sólo a quien domina una Sed Infinita de Venganza.

Así que, luego de gangrenarles a golpes las manos a sus hijos y hacer que produjeran descendencia sin manos, va Él mismo a ponerse de Víctima propiciatoria con el fin de que los humanos vuelvan a tener manos… Aunque ya hizo una humana con manos por un solo acto de Su Voluntad.

Él se da por ofendido, Él se envía a Sí mismo a reparar Su Orgullo ofendido y cancelar la deuda humana contra Su autoridad. Es lo más parecido a una puñetota cósmica.

Pero, sepan ustedes, luego de cinco mil años, desde la Revelación a Abram (sin h) en Ur de los caldeos, el Vaticano ya se la está pensando para el caso de que Curiosity encuentre señales de vida extraterrestre.

El triunfo de Bruno

Dejemos al señor Qwerty haciéndose cruces teológicas. Estamos ante el triunfo de Giordano Bruno. Bruno fue torturado y sumido en una mazmorra oscura por años. Luego, con la lengua jalada con pinzas y atrapada con una prensa de hierro para dejarla fuera, terminaron sus años de martirio llevándolo así, con la lengua casi arrancada, a quemarlo vivo en la plaza de Roma llamada Campo dei Fiori. Bruno había cometido el enorme pecado de preguntarse lo mismo que acaba de publicar L’Osservatore Romano: si hay vida en otros planetas, la sangre de Cristo derramada en la Tierra, ¿lava también la culpa de los marcianos? Para eso, primero debió haber pecado original. El cometido por Adán y Eva ¿se extendió a toda la vida posible en el universo? ¿Los marcianos, si los hubo, pues ya no hay, nacían con o sin pecado original?

En la actualidad se levanta en el lugar de la pira un monumento a Giordano Bruno, la escultura sombría de un monje con la capucha sobre su cabeza. La primera vez que la vi no pude contener el llanto, allí en la calle. Por eso en otras ocasiones la he evitado.

Y el Vaticano espera las señales que durante dos años enviará Curiosity, corriendo de acá para allá, perforando para sacar muestras que su laboratorio analice y envíe resultados a la Tierra, siempre dentro del cráter Gale, donde los geólogos ven claras señales de lo que pudo ser el lecho de un río.

 

la talacha fue realizada por: eltemibledani

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