Mañana hará 100 años del evento de Tunguska

publicado el 29 de junio de 2008 en «Milenio Diario»
columna: «se descubrió que...»

 

El 30 de junio de 1908… mañana hará cien años, un asteroide explotó en Tunguska, Siberia: arrancó bosques, aplastó árboles hasta el suelo en decenas de cientos de kilómetros, el área destruida fue superior a los dos mil kilómetros cuadrados y la onda de choque pudo sentirse en Inglaterra. El polvo levantado reflejó luz solar suficiente para que en toda Europa la gente pudiera leer de noche. Tuvimos suerte, porque golpeó un área mayormente deshabitada.

No fue el primero ni será el último: a 45 mil kilómetros por hora se aproxima un asteroide tan grande como un estadio. Se le llama Apofis. Si chocara con nuestro planeta, la energía producida sería 100 mil veces mayor a la que destruyó Hiroshima, al final de la Segunda Guerra Mundial. Y los peores efectos no vendrán de la explosión, sino de sus resultados: el polvo suspendido en la atmósfera podría oscurecer el Sol por años. No es posible prever todo porque depende con mucho del ángulo de entrada, del mar o continente afectado en primer término, etcétera. Apofis tendrá una primera aproximación dentro de 20 años… nada, en 2029, y entonces se podrá calcular si chocará con nosotros a su regreso, siete años después, en 2036.

Los asteroides son cuerpos que se agrupan, en su mayor parte, entre Marte y Júpiter. Si observamos un mapa de las órbitas planetarias, descubriremos una asombrosa regularidad en el aumento de las distancias entre uno y otro. La excepción la encontramos entre Marte y Júpiter: la separación es tan grande que admite la órbita de otro planeta. De haberlo, esa órbita seguiría el ritmo al que aumentan las distancias entre los demás.

No hay un planeta, pero sí una zona especialmente llena de pedruscos, rocas de todos tamaños, desde polvo o guijarros hasta algunos con kilómetros de largo y formas tan irregulares como una papa. Son los asteroides, casi con certeza los restos del planeta que allí debería estar según la progresión matemática de las órbitas. La gran mayoría de esa rocas orbita sin mucha dispersión. Pero algunas parecen haber sido desviadas, quizá por cometas, y puestas en órbitas que se aproximan a la Tierra. Se les conoce como NEOs, por las siglas de Near-Earth Objects: objetos cercanos a la Tierra.

En sus primeros millones de años, la Tierra estuvo sometida a un bombardeo masivo de asteroides y quizá hasta algún cometa, algo arrancó tal pedazo que se formó la Luna y el "cráter" es el océano Pacífico. Otro es el que se ha propuesto para explicar la desaparición de los dinosaurios, hace 60 millones de años, y que cayó en la costa de Yucatán. Pero el más reciente es el conocido por el nombre de "evento de Tunguska". En estos cien años transcurridos hemos creado tecnología ni siquiera imaginada por entonces. Canadá está construyendo un telescopio espacial que pondrá en órbita para detectar y rastrear estos objetos celestes, el NEOSSat: (Near Earth Object Surveillance Satellite). Es un microsatélite del tamaño de una maleta y con 65 kilos de peso. Contacto: Grady Semmens.

Por su parte, la Planetary Society ha puesto a disposición del mundo entero un sitio: NEO.planetary.org para dar información al respecto y recabar fondos que le permitan crear un programa propio de vigilancia espacial.

Dice la carta de su director, Louis Friedman que, si bien se podrían monitorear los NEOs con el más grande radiotelescopio del mundo, el de Arecibo, en Puerto Rico, hay un lío burocrático: Arecibo trabaja con fondos de la National Science Foundation (NSF), pero ésta considera que un programa de rastreo debe ser de la NASA, y ésta dice que corresponde a la NSF…

Mientras discuten, Apofis avanza a 45 mil kilómetros por hora hacia nosotros. En su primera gran aproximación, dentro de 20 años, es casi seguro que su órbita lo aleje. Pero en su retorno, siete años después, podría acertar… o no si otros cuerpos celestes modifican su órbita. Es un albur que no podemos esperar rezando. Tenemos pocos años para saber si debemos lanzar una misión de deflexión (desvío) para modificar su ruta. Los próximos son vitales.

La Competencia para el Diseño de la Misión Apofis, con 50 mil dólares de premio, no tuvo apoyo alguno de las diversas agencias espaciales aunque se recibieron propuestas de veinte países.

El diseño ganador, llamado "Foresight" (Previsión) lo propusieron Spaceworks Engineering, de Atlanta, y SpaceDev, Inc., de Poway, California. Es muy sencillo y costaría sólo 137 millones de dólares. Debería lanzarse sobre un cohete Minotauro entre 2012 y 2014 para que llegara a Apofis en cinco o diez meses. Un láser tomaría medidas exactas del asteroide y el rastreo por radio desde la Tierra permitiría determinar la ruta exacta de Apofis.

"Los dinosaurios tenían cerebros del tamaño de una nuez", dice la carta que urge a realizar donaciones a The Planetary Society NEO Fund. Pero "¿cuál sería nuestra excusa para no actuar?"

 

la talacha fue realizada por: eltemibledani

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