El tratado McLane-Ocampo

publicado el 21 de abril de 1997 en «La Jornada»
columna: «la ciencia en la calle»

 

Dos historias de México

Unicamente los mexicanos educados en colegios particulares han oído hablar del Tratado McLane-Ocampo, un tratado propuesto por Benito Juárez a Estados Unidos y rechazado por el Congreso de aquel país. La historia oficial pasa por él brincando de puntitas, como sobre brasas, o no menciona jamás el tema. En cambio, la derecha y la Iglesia católica siempre lo traen a colación cuando se les remueve el rencor antijuarista por la pérdida de sus riquezas. Desde el lado oficial y oficioso se nos dice que, en primer término, las circunstancias de la época obligaron a Juárez a conceder lo que en el Tratado concede, y en segundo, que éste no concedía lo que nos cuenta la derecha y por tanto no tuvo la gravedad que le atribuye. A continuación, un extracto de los puntos más delicados de ese documento para que cada quien saque sus propias conclusiones. Primero, unos antecedentes.

La época

En los primeros 30 años de vida independiente, México tuvo 50 gobiernos: mayor anarquía no es posible. "La vida del país estuvo a merced de divididas logias masónicas, militares ambiciosos, intrépidos bandoleros e indios relámpago", dice el historiador Luis González y González. Esta situación lo llevó a perder la guerra contra un país mucho más pequeño: Estados Unidos. La separación de Centro América, luego la de Texas y por último la pérdida de medio territorio en 1847, condujo a la juventud ilustrada y liberal mexicana a iniciar la revolución de Ayutla y a plasmar sus ideales democráticos en una nueva Constitución. "Conservadores y liberales coincidían en la creencia de la grandeza natural de su patria y de la pequeñez humana de sus paisanos. Ambos concordaban en la idea de que la sociedad mexicana no tenía el suficiente vigor para salvarse por sí misma." Idem. Los conservadores veían su salvación en Europa: "Perdidos somos sin remedio si la Europa no viene pronto en nuestro auxilio", habría de exclamar Lucas Alamán. Los liberales veían la salvación de México en el joven y democrático Estados Unidos.

Triunfos de los conservadores

Los conservadores se levantan en armas contra la Constitución liberal, iniciando así una guerra civil que duraría tres años. El primer año es de triunfos para los conservadores. Juárez pierde el país, es hecho prisionero, y una vez liberado abandona México y reorganiza su gobierno en Nueva Orleáns.De inmediato lo instala en Veracruz y solicita el reconocimiento de Estados Unidos. Melchor Ocampo, ministro de Relaciones Exteriores de Juárez, firma, en 1859, el tratado que lleva su apellido y que, resumido, dice así (los subrayados y comentarios entre paréntesis son de este columnista):

Texto del Tratado McLane-Ocampo

Artículo 1o. ...cede la República Mexicana a Estados Unidos y sus conciudadanos y bienes, en perpetuidad, el derecho de tránsito por el istmo de Tehuantepec, de uno a otro mar... (Claro, solamente el tránsito, y los gringos son siempre tan escrupulosos de no tomarse el pie cuando les dan la mano, pregunte usted a Panamá.)

Artículo 2o Convienen ambas repúblicas en proteger todas las rutas existentes hoy o que existieren en lo sucesivo al través de dicho istmo. (Y más temprano que tarde Estados Unidos habría observado que México no era eficaz en esa protección, como no lo es ahora contra el narcotráfico.)

Artículo 5o Conviene la República Mexicana en que si en algún tiempo se hiciese necesario emplear fuerzas militares para la seguridad y protección de las personas y los bienes que pasen por alguna de las precitadas rutas, empleará la fuerza necesaria al efecto; pero si por cualquier causa dejase de hacerlo, el gobierno de los Estados Unidos, con el consentimiento, o a petición del gobierno de México, o de su ministro en Washington, o de las competentes y legales autoridades locales, civiles o militares, podrá emplear tal fuerza con éste y no con otro objeto... (Menos mal que aclaran, aunque hasta un alcalde mexicano de Salina Cruz podía llamar en su auxilio al Ejército de Estados Unidos que, cumplida su misión, se retiraría, but of course.)

Por si acaso

Pero podría ser posible que los mexicanos, que habían saqueado Palacio Nacional antes de que lo tomaran los soldados estadunidenses en la guerra de 1847, hubieran quedado convertidos en patriotas a toda prueba por obra del espíritu santo, así que el último párrafo de ese artículo prevee: "Sin embargo, en el caso excepcional de peligro imprevisto o inminente para la vida o las propiedades de ciudadanos de los Estados Unidos, quedan autorizadas las fuerzas de dicha República para obrar en protección de aquellos, sin haber obtenido previo consentimiento" (ni del alcalde de Juchitán ni del jefe militar de Coatzacoalcos, que resistirían cualquier cañonazo en millones de dólares), "y se retirarán dichas fuerzas cuando cese la necesidad de emplearlas." (¡Uf! Menos mal)

Y Guaymas, Matamoros y Mazatlán

Artículo 6o La República Mexicana concede a los Estados Unidos el simple tránsito de sus tropas, abastos militares y pertrechos de guerra (...) desde la ciudad de Guaymas, en el golfo de California, hasta el rancho de Nogales, o algún otro punto conveniente de la línea fronteriza (...)

Artículo 7o La República Mexicana cede por el presente a los Estados Unidos, a perpetuidad, y a sus ciudadanos y propiedades, el derecho de vía o tránsito al través del territorio de la República de México, desde las ciudades de Camargo y Matamoros, o cualquier punto conveniente del Río Grande (Bravo), en el estado de Tamaulipas, por la vía de Monterrey, hasta el puerto de Mazatlán, a la entrada del Golfo de California, en el estado de Sinaloa.

Y nos dijeron que no

En Estados Unidos, la guerra civil contra el sur esclavista ya se veía venir. Por lo mismo, el Congreso de ese país rechazó el generoso regalo para no fortalecer más a los estados sureños. Una defensa a ultranza de esta traición sostiene que Juárez, tan grande en otros aspectos, se vio obligado a ofrecer el país en la bandeja de plata que acabamos de leer, para derrotar a los conservadores. Aplicando la misma regla podría decirse que, al resultar vencedores los liberales, los conservadores "se vieron obligados" a recurrir a Francia y traer a Maximiliano. (Quien, por cierto, para desaliento de los conservadores, ratificó todas las leyes liberales.) Hoy día, tanto Inglaterra como Francia están gobernadas por partidos conservadores. ¿Se justificaría que laboristas en la primera y socialistas en la segunda llamaran en su ayuda a Estados Unidos, entregando similares concesiones a perpetuidad?.

 

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