Diversas supernovas hacen diversos elementos

publicado el 14 de mayo de 2006 en «Milenio Diario»
columna: «se descubrió que...»

 

Sí, las estrellas son los hornos químicos del universo, pero hay de varios tipos

 

Una galaxia promedio como la nuestra, la Vía Láctea, es un remolino de miles de millones de estrellas. ¿Cuántas? Los datos son variables y las estrellas vienen en muchas tallas, desde las enanas blancas, apenas una fracción de nuestro Sol, hasta las gigantes rojas que rebasarían la órbita terrestre. Pero la masa total de nuestra galaxia, incluida la materia oscura (que no produce luz, pero sí efectos gravitatorios) anda por el billón (millón de millones) de masas solares, con un margen de error considerable. La Vía Láctea, a su vez, pertenece a un racimo de galaxias atadas por sus fuerzas gravitatorias: el Grupo Local. Tenemos pues que las estrellas se agrupan en galaxias, éstas en racimos y hay, además, racimos de racimos. La observación de nuestra propia galaxia se dificulta porque gases y polvo espacial absorben la luz en el espectro visible. Pero otras longitudes de onda, como las de radio, rayos X y gama, o el infrarrojo, cruzan polvo y gases.

Pues bien, el satélite XMM-Newton, de la Agencia Espacial Europea, ha hecho observaciones de dos racimos de galaxias particularmente brillantes en la región de los rayos X. Así un grupo internacional de astrónomos logró medir, con inesperada exactitud, la composición química de esos racimos. Ese dato es crucial para entender el origen de los elementos químicos del universo, los mismos que componen nuestro planeta y nuestros cuerpos. Somos, se ha dicho hasta embotar la frase, polvo de estrellas, Star Dust, dice la vieja canción romántica: "Estoy otra vez contigo, cuando nuestro amor era nuevo, y cada beso una inspiración, pero eso fue hace mucho, ahora mi consuelo está en el polvo de estrellas de una canción...".

Los elementos químicos se fabrican en el interior de las estrellas: la extrema presión sobre el núcleo produce la fusión de átomos ligeros, como el hidrógeno, en helio. Esa fusión ocurre de forma continua en toda estrella, pero cuando hay una explosión estelar, las llamadas supernovas, se fabrican los elementos más pesados: hierro, carbono, oxígeno -los componentes de los seres vivos y de los mares y montañas-, éstos son lanzados al espacio, flotan como nubes de polvo hasta que las fuerzas gravitatorias los concentran en torno de una nueva estrella y luego en planetas y satélites.

Los astrónomos dividen las supernovas en dos tipos básicos: las de colapso del núcleo y las tipo Ia. Las primeras ocurren cuando una estrella consume todo su combustible y se derrumban las capas exteriores sobre el núcleo, estalla y queda como remanente una estrella de neutrones o un agujero negro. Estas producen mucho oxígeno, neón y magnesio. Las tipo Ia estallan cuando una enana blanca que devora a una compañera se vuelve tan masiva que se desintegra. Producen mucho hierro y níquel.

Con los datos del XMM-Newton, los astrónomos han detectado por primera vez la presencia de cromo y confirman que diversos tipos de supernovas producen diversos elementos. Así pueden ahora asegurar que "un 30 por ciento de las supernovas en esos racimos fueron explosiones de enanas blancas y el resto fueron estrellas que se colapsaron al final de sus vidas", dice Norbert Werner, uno de los autores de estos resultados. Los astrónomos encontraron que la abundancia de calcio y níquel no puede ser reproducida por esos modelos. Tales discrepancias indican que aún no entendemos por completo los detalles de cómo los elementos evolucionan de ligeros a pesados.

Los racimos de galaxias se consideran muestras al azar del universo, así que la distribución de sus elementos da información acerca de ellos, y del universo en su conjunto. La distribución del oxígeno y el hierro en uno de los racimos indica que si bien se formaron hace mucho tiempo por el colapso de núcleos estelares, otras supernovas siguen enriqueciendo el gas caliente con elementos pesados, especialmente en el núcleo del racimo de galaxias. Esto es, hay una evolución química en los racimos de galaxias, y sus detalles sólo comenzamos a entenderlos. Pero son los detalles que llevan hasta nosotros: al origen de la vida y del pensamiento.

Para más información: Norbert Werner, SRON Netherlands Institute for Space Research, Utrecht, Holanda, Jelle de Plaa, Norbert Schartel, ESA XMM-Newton Project.

 

la talacha fue realizada por: eltemibledani

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