Peor... sí es posible

publicado el 30 de junio de 2003 en «Milenio Diario»
columna: «la calle»

 

Sólo imaginemos la renuncia, un negro día, de Francisco Gil con el subsecuente ingreso, a la Secretaría de Hacienda, de alguien que atendiera el ulular de las sirenas que claman por mayor gasto público "para crear empleo", como quiso hacerlo el presidente Luis Echeverría, y estaremos ante un panorama mucho peor que el actual. La tesis echeverrista es muy simple y fue practicada con desorbitado frenesí hace 30 años, está imbuida por el espíritu del padre cariñoso: ¿que los muchachos ya no tienen zapatos?: tarjetazo de crédito; ¿que urgen alimentos?: nuevo tarjetazo. Y así... hasta que llega la cuenta. Nadie podría reprocharle a ese buen padre el kilo de bisteces para el que no tiene efectivo y paga con crédito, pero un buen día el banco lo lanza a la calle con todo e hijos. Las organizaciones "populares", parte de la estructura de poder priista, eran felices en aquellos años: el Presidente respondía "hágase" a toda petición.

La técnica tuvo un todavía mejor exponente en Luis XIV, rey de Francia, otro Luis, famoso por responder a los críticos de sus gastos: "Después de mí... el diluvio." Es la técnica que aprendieron en su formación priista los ahora perredistas del DF: hacer obra notoria, la misma que en tiempos del PRI llamaban "elefantes blancos" y pagarla con mayor endeudamiento. Peor aún: es la receta que desean aplicar al país entero y quizá estemos a sólo tres años de que instalen un nuevo echeverriato. Veremos una reedición de "la docena trágica", los años de Echeverría y López Obra... perdón, Portillo. No podría ser más cierto que una vez priista, siempre priista, aunque cambie de chaqueta.

Cargos a la cuenta negativa del presidente Fox: su preferencia por negociar con un minúsculo grupo guerrillero que declaró la guerra al gobierno mexicano y anunció que tomaría por las armas la capital de la República; tres años sin reforma fiscal y, a cambio, verdaderos engendros con impuestos voluntariosos, embrollados y tan contraproducentes que causaron una caída en la tasa de recaudación; falta de una verdadera simplificación administrativa, que no pasaría por el Congreso y por lo mismo no sería entorpecida por los malosos; libros de texto para secundaria que parecen escritos por lo peor del PRD, pues presentan las más aberrantes diatribas contra el "neoliberalismo" y hacen culpables de la pobreza de México a los últimos tres presidentes priistas (afirmación que encantados pueden firmar Echeverría, López Portillo, Bartlett y cualquier dinosaurio del más viejo PRI). Así pues, antes del presidente De la Madrid, México era un país sin pobres. Ah, qué Fox.

También a la cuenta negativa de Fox debemos cargar el cogobierno con su mujer, declarado por él mismo; su insolencia ante las críticas, peor que la de los priistas; la soberbia que lo hace el principio de cuantos avances llevan 30 años cocinándose, sus ridículos temores a ser derrocado (lo cual nadie está buscando), su paranoia desmelenada, su nutrido anecdotario.

Pero algo no ha tocado el presidente Fox y ha hecho bien: la disciplina fiscal legada por los últimos regímenes priistas, los más combatidos, dentro y fuera del mismo PRI y, curiosamente, los que nos volvieron un país exportador y con superávit respecto del comercio con Estados Unidos. De estar en perpetua deuda con los vecinos, pasamos a venderles más de lo que les compramos. Y eso ocurrió durante las últimas dos presidencias del PRI. El respeto mostrado ante la disciplina en el gasto, esa falta de populismo fácil que gasta lo que no tiene, al estilo López Obrador, debe uno agradecerlo a Vicente Fox. No lo que hace, sino lo que no ha hecho, lo que no ha tocado, es el principal mérito del Presidente. Y no es poca cosa ante las tentaciones de comprar simpatías con la fórmula de López Obrador.

Lengua mordida

Y con todo, ante el panorama electoral del 2000, donde Fox era el único candidato con fuerza suficiente para sacar al PRI del poder, no hicimos mal quienes votamos y llamamos a votar por él. Conseguimos un gran triunfo, que no fue el desgobierno actual de Fox, sino la desaparición del PRI como partido de Estado: ahora tenemos un PRI sin más recursos públicos que los asignados por el IFE; un PRI descarado, es verdad, que no parece recordar cuando no había límite alguno entre el partido y el gobierno, cuando era natural que sus actos proselitistas estuvieran diseñados, apoyados y pagados desde la Presidencia, el gobierno estatal, el municipal.

Ocultando que el gobierno "los tuvo, los mantuvo y les dio", hoy se atreven, con pavorosa insolencia, a pensar que ya se nos olvidó a los mexicanos esa inicua asociación delictuosa bajo la que pasamos 70 años y (dos ejemplos entre tantos) fulmina el PRI: "Ya interpusimos esta denuncia contra el presidente Vicente Fox y su esposa, ya que el 26 de febrero en el salón Adolfo López Mateos de la residencia oficial de Los Pinos se llevó a cabo un evento, que inicialmente era con empresarios mexiquenses, al que también asistieron los presidentes municipales de Metepec y Toluca, delegadas del programa federal Oportunidades, así como el candidato a diputado por el distrito 35 con cabecera en Metepec. El evento empresarial se convirtió en un acto proselitista a favor de los candidatos de Acción Nacional del Estado de México".

Oooh, qué terrible cargo... en boca del PRI. Lo extraordinario es que no sientan vergüenza alguna, ¿será porque les estaba ganando la risa al levantar la denuncia? En Guadalajara descubrieron una camioneta del ayuntamiento cargada de sillas, afirmaron que iban destinadas a un mitin panista y, como ciudadanos fuera de toda sospecha, hicieron la denuncia correspondiente. Bien, muy bien.

Mas, el mero hecho de que hoy denuncien lo que ayer hicieron ellos con entusiasmo, lleva a concluir que, si el triunfo de Fox no nos dio estadistas a la altura del momento, la derrota logró, al menos, hacer del PRI un partido político común y corriente, y si, con el cinismo descrito arriba, condena ahora lo que siempre hizo: usar y abusar de los bienes del gobierno como si fueran propios, estamos ante un avance que la cercanía de los hechos no nos permite aquilatar en toda su importancia. Rompimos la maquinaria que premiaba la sumisión. No es poco.

 

la talacha fue realizada por: eltemibledani

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