Han medido el "duende" del flamenco

publicado el 29 de marzo de 2015 en «Milenio Diario»
columna: «se descubrió que...»

 

El duende en baile o música es inefable, esto es, no hay palabras para explicarlo. Pero se puede medir y ya lo ha hecho la Universidad de Granada. Los investigadores, encabezados por Elvira Salazar López, emplearon termografía: técnica que detecta la temperatura corporal en diversas áreas para distinguir entre bailaores que sentían el duende y los que no.

“El poeta Federico García Lorca, en su conferencia de 1933 Teoría y juego del duende, definió el duende como ‘una fuerza misteriosa que todos sienten y ningún filósofo ha explicado’”. Bendita internet: García Lorca no lo dijo, en esa conferencia citó a Goethe describiendo a Paganini con esa frase.

Explica: “He oído decir a un viejo maestro guitarrista: ‘El duende no está en la garganta; el duende sube por dentro desde la planta de los pies’. Es decir, no es cuestión de facultad, sino de verdadero estilo vivo; es decir, de sangre; es decir, de viejísima cultura, de creación en acto”.

En esa conferencia, García Lorca pone un ejemplo: “Voy a ver si puedo daros una sencilla lección sobre el espíritu oculto de la dolorida España (...) En toda Andalucía, roca de Jaén y caracola de Cádiz, la gente habla constantemente del duende y lo descubre en cuanto sale (...) La vieja bailarina gitana La Malena exclamó un día oyendo tocar a Brailowsky un fragmento de Bach: ‘¡Ole! ¡Eso tiene duende!’, y estuvo aburrida con Gluck y con Brahms y con Darius Milhaud (...) Así como Alemania tiene, con excepciones, musa, y la Italia tiene permanentemente ángel, España está en todos tiempos movida por el duende, como país de música y danza milenaria, donde el duende exprime limones de madrugada, y como país de muerte, como país abierto a la muerte. (...) Los innumerables ritos del Viernes Santo, que con la cultísima fiesta de los toros forman el triunfo popular de la muerte española. En el mundo, solamente Méjico puede cogerse de la mano con mi país”.

“El torero que asusta al público en la plaza con su temeridad no torea, sino que está en ese plano ridículo, al alcance de cualquier hombre, de jugarse la vida; en cambio, el torero mordido por el duende da una lección de música pitagórica y hace olvidar que tira constantemente el corazón sobre los cuernos”.

“El duende no llega si no ve posibilidad de muerte, si no sabe que ha de rondar su casa, si no tiene seguridad de que ha de mecer esas ramas que todos llevamos y que no tienen, que no tendrán consuelo”.

Los investigadores eligieron diez bailaores profesionales para el estudio. “Todos cursaban el último año como estudiantes de flamenco y habían estado bailando por el menos diez años”.

Se les hizo una prueba de termografía para encontrar su línea base de temperatura en descanso. Después se observó la termografía de varias partes de sus cuerpos mientras bailaban flamenco y también mientras miraban videos de otros bailando flamenco.

“Los resultados mostraron que mientras bailaban flamenco y se concentraban en sentirlo, algunos bailaores experimentaban un estado que se define como estrés por empatía. Esto coincide con una caída significativa en la temperatura de la nariz y de los glúteos (una media de 2.1ºC) mientras bailaban flamenco y una reducción en el mismo sentido, aunque menor (media de 1ºC) si estaban mirando una grabación de baile flamenco.

Salazar López dice que la impronta térmica del flamenco se relaciona con la activación de diferentes partes del cerebro, la técnica del flamenco, su empatía y el duende en los sujetos de estudio. “Nuestros experimentos han mostrado que a mejor técnica de danza, menor su estrés empático. La buena técnica ayuda a bailar, pero no es suficiente. Sentir el duende implica un estado emocional opuesto al de tener empatía, y la temperatura de nariz y glúteos es un marcador excelente para indicar un mayor conocimiento emocional del flamenco”.

DE: Taza de café, copa de vino, botella de tequila, costal de cemento, plato de mole, cartón de cerveza y así vaso de agua: todo lo que está lleno se expresa en español, hace mil años, con la preposición DE. Copie y pegue.

 

la talacha fue realizada por: eltemibledani

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