El derecho a la información

publicado el 04 de abril de 2011 en «Milenio Diario»
columna: «la calle»

 

Los ciudadanos, por definición, somos mayores de edad. También de edad mental. De todos los derechos cancelados por la reforma de 2007, el más importante me parece el derecho de todo votante a saber no sólo por quién votar, sino por quien no votar. Y eso no lo va decir el partido ni el candidato impugnables, sino sus opositores. Muchos han citado hasta la náusea los ejemplos absurdos, pero a la Suprema Corte no le parece que lo sean porque no ha concedido un amparo que busca restituir derechos que no deberían ser motivo siquiera de discusión.

Va otro ejemplo: Es bien sabido que el gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, cree que puede ser el candidato de su partido, el PAN, a la Presidencia de la República. Así como quedaron las modificaciones subidas por los partidos a la Constitución para blindarlas del amparo ciudadano, estaría prohibida toda mención a su mentada de madre en vivo y en directo a quienes no aprobaran su millonaria limosna al cardenal. Pero, ¿no es ése un buen motivo para no votar por él? Con mochería similar pero más costosa, López Obrador regaló a la Basílica de Guadalupe terrenos para hacer negocios en el Más Allá y vender urnas con Paraíso incluido.

Aquí no puede uno sino observar la doble moral de la izquierda: la limosna del gobernador de Jalisco se la recordamos todos los días, la de AMLO al otro cardenal no se menciona jamás aunque su monto fue muy superior. Ni se podrá mencionar en la campaña, porque si de algo podemos estar seguros es que candidato va a ser, así lo lance el PT, partido al que, antes de su viraje, acusó de ser creación urdida por Carlos Salinas para combatir a la izquierda. Bien, pues sepan los habitantes de esta Nueva España que no nacieron para opinar en los altos asuntos de las elecciones presidenciales, sino para callar y obedecer. Lo dice la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

La contra reforma urdida por los partidos para hacerse inatacables niega en los hechos 1) La libertad de asociación, porque exige ser miembro de un partido político para decidir lo que se diga en radio y tv; 2) la libertad de expresión porque no todo se puede expresar, así resulte comprobable, ni todos los ciudadanos pueden hacerlo; 3) la igualdad ante la ley porque los afiliados a partidos tienen derechos que no tienen los no afiliados; la misma Constitución que prohíbe toda discriminación por motivos de raza, religión, clase social y orientación sexual, la exige en tiempos electorales.

He escuchado a amigos muy queridos y respetados argumentar por el equilibrio de la contienda aun a costa de la libertad (que nadie plantea absoluta). Ofrecen razones, compartibles o no. Pero es más indefendible el daño a la libertad de información. Es peor porque la prohibición contra las denuncias no afecta la prensa escrita ni Internet (todavía) y por allí podemos subir a la red el video del peor candidato presidencial del PAN, tambaleante ante el micrófono, y sacando lo que llamó “este pinche papelito, un cheque por 30 millones, y al que no le guste, con su perdón, don Juan (cardenal Sandoval) que vaya y chingue a su madre…” Pero no lo pueden hacer el PRD o el PRI ni en sus tiempos ahora gratuitos. ¿Por qué no?

Es que la ciudadanía puede ver afectadas sus decisiones frente a campañas negativas. ¡Pues de eso se trata, estúpidos! De ofrecer los mejores argumentos de por qué NO votar por algún candidato y SÍ por otro. El voto no puede surgir de una iluminación que desciende sobre el votante en la casilla, sino de sopesar argumentos y sus contras. Por qué sí y por qué no. No somos débiles mentales ni menores de edad que los partidos deban cuidar con censura previa para que no seamos inducidos al mal. El voto de calidad sólo puede serlo si es voto informado. Y los partidos lo prohíben e imponen el azar del tin-marín.

Somos un país que no había conocido la democracia y nos hemos apresurado a enterrarla, asustados de nosotros mismos. Recordemos que el PRI no daba el voto a las mujeres “porque los curas desde el púlpito las inducirán a error”, el PRI inventó el “fraude patriótico” por el que era válido, y hasta necesario, pasar sobre una votación si no se daba en la dirección adecuada, y lo adecuado o no lo definía el PRI. Ya se nos olvidó.

Infrinjo con premeditación, alevosía y ventaja la reciente prohibición de anunciar prostitución. Diputados: si no tienen qué hacer, háganse puñetas: She works hard for the money (Donna Summer).

Ideología mata amor: El sol de la tarde (Quimera).

 

la talacha fue realizada por: eltemibledani

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