La fe sí hace milagros

publicado el 12 de diciembre de 2010 en «Milenio Diario»
columna: «se descubrió que...»

 

Son muchos los reportes que indican una inesperada correlación entre salud y religión: la gente que tiene alguna creencia religiosa, la que sea no importa, es más saludable que quienes se declaran no creyentes. También es más feliz según su propia autoevaluación. El dato siempre me ha resultado desagradable, pero allí está. No tiene importancia cuál religión se tenga: católico guadalupano, protestante, musulmán, hindú; si los dioses son muchos o uno. Lo importante es creer.

Ahora un estudio en American Sociological Review revela "el ingrediente secreto" de la religión: "Descubrimos que las amistades construidas en las congregaciones religiosas son el ingrediente secreto que hace más feliz a la gente", dice Chaeyoon Lim, de la Universidad de Wisconsin, quien encabeza la investigación. No puede uno dejar de sorprenderse de que los investigadores no mencionen la etimología misma, re-ligare, del término: poner en relación, comunicar, relacionar.

"Nuestro estudio ofrece evidencia de que son los aspectos sociales de la religión, más que la teología o espiritualidad, lo que produce satisfacción en la vida." Y se conoce bien la relación entre el sentimiento de felicidad y la calidad de nuestro sistema inmunitario. No es un mito que una depresión derive en gripa, la muerte de un ser querido nos tumbe en cama con algo que no parece relacionado.

El campeón de esta postura fue Wilhelm Reich, discípulo heterodoxo de Freud, para quien el cáncer tiene siempre contenidos inconscientes y por eso llega a órganos involucrados en esos aspectos y adquiere significación de metáfora. Freud mismo, creador de la "terapia por la palabra" desarrolló un cáncer de paladar: no vejiga, no hígado: boca. Cuando Reich se puso a envasar "orgón", un misterioso fluido, energía cósmica, acabó no sólo en la cárcel, sino en el manicomio. Y tiramos al niño junto con el agua sucia, porque en un aspecto tenía razón: la inmunidad sigue los vaivenes del estado de ánimo. Podemos hablar de psico-neuro-inmunidad.

Galeno, griego de Pérgamo, de quien formamos el epónimo galeno para los médicos, ya lo había intuido en el siglo II d.C. Fue quien primero observó la relación, en mujeres, entre la depresión y el cáncer. En la segunda mitad del siglo XX supimos que la cortisona, producida en las glándulas suprarrenales, y liberada en mayor cantidad durante períodos de estrés, tienen efecto supresor de la inmunidad. Así es como el estrés abre la puerta a la enfermedad.

No hay magia alguna, Karen Bulloch, de la Universidad Estatal de Nueva York, descubrió que algunas fibras nerviosas penetran en la médula ósea y en la glándula timo, donde producimos las células del sistema inmunitario; la T de los linfocitos T les viene de que se producen en el timo. Son la presa favorita del VIH. A los animales adultos con la edad se nos reduce esa glándula. De ahí que esa delicia que los franceses llaman ris de veau, mollejas de ternera, sólo puedan ser de ternera, vaca joven.

El estudio de Lim et al., titulado "Religion, Social Networks and Life Satisfaction", descubre que un 33 por ciento de la gente que asiste a servicios religiosos cada semana (viernes musulmán, sábado judío o domingo cristiano) y hace de tres a cinco amigos cercanos en su congregación se reporta como "extremadamente satisfecha" con sus vidas.

Sólo un 19 por ciento de quien asiste a servicios religiosos pero no hace allí amigos cercanos se reporta con "extrema satisfacción". El mismo porcentaje de quienes no asisten jamás a servicios religiosos. "Para mí, la evidencia sustantiva es que no importa en realidad ir a la iglesia y escuchar sermones o rezar lo que hace a las personas más felices, sino el hecho de hacer amigos y construir redes sociales íntimas". Nos gusta ese sentimiento de pertenencia a una comunidad.

Durante mi primer año en el DF, iba a la misa de 12 en Bosques de Echegaray porque al salir nos juntábamos los amigos. La reunión se hacía de manera espontánea en el atrio de la iglesia y conforme se iban retirando los amigos perdía encanto.

Los investigadores no lo señalan, pero es exactamente el proceso que une a las pandillas juveniles: toman un nombre, un sentido de pertenencia y un número de reglas y obligaciones. El proceso es tan antiguo y conocido que ha entrado a la poesía: En Myres, Alejandría del 340 d.C., de Kavafis, muere un joven cristiano y dice su mejor amigo:

De entre todos el más licencioso en los placeres;
esparcía pródigamente su dinero en diversiones.
Indiferente a su reputación en el mundo,
echaba con diligencia pleito de noche por las calles
cuando al azar nuestro grupo
se topaba grupo contrario.
Jamás hablaba de su religión.

En estos tiempos de delincuencia cada vez más joven es algo que se debe tener presente. El Estado laico no ha creado un sistema de integración similar. Y ya lo dijo Serge Moscovici: "Los hombres no pueden vivir bajo un cielo vacío".

Un siglo de cuántica en: Maravillas y misterios de la física cuántica (Cal y Arena, 2010).

 

la talacha fue realizada por: eltemibledani

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