Hormonas alejan del padre

publicado el 05 de diciembre de 2010 en «Milenio Diario»
columna: «se descubrió que...»

 

Ha molestado mucho mi afirmación de que los hombres mayores prefieren mujeres jóvenes (observación abundante en ejemplos) y ellas los prefieren mayores y ricos debido a elecciones inconscientes que tienen por fuente la sabiduría de la naturaleza. Va contra nuestra vanidad. Pero no he recibido ni un solo argumento en contra, puros gritos y sombrerazos.

Aquí les van, pues, otros datos que nos confirman como humilde porción del reino animal: cuando una mujer está ovulando, lo cual puede no saberlo ni ella si no lleva bien sus cuentas, se viste de manera más atractiva y tiene menos contacto con su padre, lo cual fue medido por un equipo de desquehacerados en la Universidad de Miami (... chin... de nuevo cito una institución extranjera). "Las mujeres llaman por teléfono menos a sus padres varones en sus días de alta fertilidad y cuelgan más pronto si es papá quien hace la llamada".

Cualquier hija a quien se le dijera que evita a su padre para precaver una relación sexual se mostraría infinitamente ofendida. Pero lo hacen. Y por esa razón. Viene la pinche cita biologicista: "Biólogos evolutivos han encontrado que hembras de otras especies evitan las interacciones sociales con machos de su parentela", dice la autora principal, Debra Lieberman... ¡¡¡Lieberman!!! Oh, cuánta razón tiene mi lector ese que pone su foto disfrazado de Nabucodonosor (vencedor de los judíos), con nick Zoroastro (¿o es Zaratustra?) y señala el complot mundial de esa raza, tan bien documentado en Los protocolos de los sabios de Sion, su seguro libro de cabecera.

Y peor aún, sabio Nabuco: sostiene el historiador Luis González y González que los González de Tepa (Tepatitlán para los de fuera) son judíos sefarditas que cayeron postrados ante Cristo Rey en cuanto les mostraron la pila de leña y el cerillito, allá por el 1600. Y pues, fíjese usté, que mi abuelo era González de Tepa... ¡Complot redondeado!

En ocasiones, los imbéciles pueden ser muy divertidos, siempre y cuando no se les tome sino en su ínfimo nivel.

Lieberman añade que, además, las mujeres incrementaron las llamadas a sus madres durante ese período de su ciclo. Con alta fertilidad, las mujeres llamaron hasta cuatro veces más a sus madres que a sus padres, "diferencia que no existe durante los días de fertilidad baja".

Luego añade Elizabeth Pillsworth que podría ocurrir que las mujeres, como otras hembras, tengan un mecanismo psicológico interconstruido que ayuda a evitar el riesgo de apareamiento con machos genéticamente cercanos. (Nabuco: revisar si Pillsworth es apellido judío o sólo judaizante). "Pensamos de nosotros mismos como si estuviéramos emancipados de las fuerzas biológicas que conducen la conducta animal. Pero esto sugiere que nuestras decisiones cotidianas están con frecuencia colgadas de antiguos factores que por milenios han influido en la sobrevivencia y la reproducción".

Los resultados aparecieron en Psychological Science.

Hormonas y recuerdos

Y más biologicismo judaico: Los Proceedings of the National Academy of Science traen una nota de la Mount Sinai (¡ya salió el peine) School of Medicine donde se asegura que el apego a la madre no es una virtud insuflada por Dios en el sexto día de la Creación (¿o fue en el quinto?, como sea, no en el séptimo porque ese día el Eterno Omnipotente descansó... se cansa, vaya, ¡como si fuera tan fácil hacer el universo!). Pero íbamos en que el amor filial es obra de una hormona, ¡una puta hormona! y neurotransmisor llamada oxitocina que regula la memoria social de los animales (¡y dale con los animales!). Investigadores del Monte Sinaí (más claro ni el agua del Jordán) administraron por vía nasal oxitocina o un placebo. El grupo experimental de hombres (los machistas impidieron que se incluyeran mujeres) recordaron a sus madres más cariñosas y cercanas en sus infancias.

A ver: antes de administrar oxitocina o placebo el equipo midió el apego de los hombres a sus madres durante la infancia. Al revisar de nuevo esas memorias tras la administración nasal, la memoria había variado y los hombres mostraban emociones diversas según fueran del grupo oxitocina o placebo. Los experimentales recordaron a sus madres como más cercanas y cariñosas, los placebo no variaron. Los que habían tenido recuerdos con mayor ansiedad, oxitocinados tuvieron el efecto opuesto: recordaron a sus madres en la infancia como menos cercanas.

"El hecho de que la oxitocina no produzca en todos los participantes recuerdos de sus madres como más cariñosas que en la medición previa, sino que intensifique tanto los aspectos positivos como los negativos, sugiere que la oxitocina juega un rol específico en las representaciones del apego", dice Jennifer Bartz.

Ese neurotransmisor regula los lazos de afecto. Aún se sabe poco, pero el estudio "sugiere que la oxitocina juega un rol clave en el apego humano al modular las memorias tempranas de mamá".

Contacto: Mount Sinai Press Office.

Mi novela con la Revolución mal librada: OLGA, (Planeta, 2010).

 

la talacha fue realizada por: eltemibledani

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