El 11/9 y abortos

publicado el 06 de junio de 2010 en «Milenio Diario»
columna: «se descubrió que...»

 

Datos de los 50 estados en EU, mostraron el número de abortos naturales ocurridos desde enero de 1996 a diciembre de 2002. Así se tuvo lo que se podría llamar un mes de septiembre normal. En septiembre de 2001, el número de fetos varones abortados se disparó significativamente respecto al resto de los años, descubrió un equipo de la Universidad de California en Irvine con Tim Bruckner al frente. ¿Qué ocurrió en ese mes? El 11/9: Los ataques terroristas contra Nueva York. La relación causa-efecto entre abortos en la costa del Pacífico, con predominancia de varones, y hechos en la del Atlántico norte, se veía en los números, pero no en causas de tipo médico.

El shock psicológico en una ciudad que vio caer derrumbadas sus dos rascacielos emblemáticos y la muerte de fetos varones en Alaska no parecía tener relación, pero allí estaba el pico de septiembre y el significativamente menor número de niños varones nacidos en diciembre de ese año, reportado por investigadores en el journal BMC Public Health. El equipo de California se dio a la tarea de explicar los datos. "La teoría del luto social sostiene que las sociedades pueden reaccionar de manera adversa ante hechos perturbadores en la nación, a pesar de que no exista conexión directa entre las personas involucradas en los hechos. Nuestras resultados parecen demostrar esto; los shocks del 11/9 pudieron haber amenazado las vidas de fetos varones a lo largo de los Estados Unidos", dice Bruckner.

Con el National Vital Statistics System, el equipo de la UC compiló datos de abortos naturales en los siete años mencionados y encontró que el pico de septiembre de 2001 era estadísticamente significativo. "En muchas especies, los tiempos estresantes reportan una reducción de la tasa de nacimiento de machos. Se piensa que ocurre como reflejo de un mecanismo conservado por la selección natural para mejorar en general el éxito reproductivo de la madre".

Dicho de otra forma: en tiempos difíciles es mejor parir hembras. Unos pocos machos harán la tarea con menor consumo de alimento porque un gallo es sustituible, una gallina no. Los humanos no respondemos con la razón a ese mecanismo, ni lo tenemos en la conciencia: es la respuesta de la naturaleza ante el estrés de las madres.

Contacto: Graeme Baldwin.

La acción de la naturaleza por encima de la razón humana, la vimos en lo que se llamó en EU el "baby boom": la avalancha de nacimientos al finalizar la matazón de la Segunda Guerra Mundial. A los baby boomers ninguna institución mundial nos planeó, nomás llegamos.

Sabemos que las enfermedades entre hombres y mujeres son diversas, y ahora científicos de la Power Programming Conference publican evidencia que demuestra cómo eso puede comenzar en el vientre materno.

El embarazo presenta demandas contradictorias a la fisiología de la madre. De una parte, producir una criatura fuerte y saludable, de la otra que no sea a expensas de la salud materna. Algunos de los genes que transmite al feto están encargados de protegerla contra excesivas demandas del propio feto. Pero ciertos genes, heredados del padre, muestran la dirección opuesta: obtener tantos recursos para el feto como sea posible. Se llaman, en inglés, "imprinted genes", estampados, fijados, grabados. O "de impronta", si tomamos el término de la conducta animal que se fija tempranamente, como los gansos que hacen "madre" lo primero que ven al salir del huevo.

Estos genes paternos son codiciosos, mientras los de la madre son conservadores, dice Miguel Constancia de la Universidad de Cambridge, Inglaterra. "Hemos encontrado evidencia de que juegan roles importantes en el control endocrino de la placenta" y así tienen notorios efectos en la entrega de nutrientes al feto. Esas variaciones pueden resultar en mayor susceptibilidad de diabetes 2 en la edad adulta.

Rachel Dakin, de la Universidad de Edimburgo, Escocia, muestra cómo la obesidad materna afecta de modo distinto a hembras y machos: las hembras elevan sus niveles de insulina, los machos no, y por lo mismo muestran alteraciones en la expresión de los genes importantes para el metabolismo de grasas y azúcares.

Claudine Junien, del Institut National de Recherche Agronomique, en Francia, dice con sensatez: "Un gen, una célula o hasta un sexo no piensa ni tiene diseño inteligente, sino que reacciona a diversos medios y situaciones de acuerdo a lo que su estructura le permite, y así empuja en una dirección o en otra (o en varias al mismo tiempo)".

Ahora viene la parte en relación con el estrés: De forma sorpresiva, en condiciones estresantes, tales como una dieta baja en calorías o alta en grasa, o sobrepeso materno, las placentas de fetos macho o hembra no usan las mismas estrategias: usan diversos caminos y redes genéticas. Esto puede producir diferencias, dependientes del sexo, con efectos duraderos.

 

la talacha fue realizada por: eltemibledani

0 animados a opinar:

 

 

ÍNDICE DEL BLOG

milenio diario

la crónica de hoy

la jornada

revistas

misceláneo

 

etiquetas:


pasaron por aquí


la plantilla de este blog es el "pizarrin" donde, durante sus ratos de ocio, eltemibledani hace sus pininos modificando el xhtml fuente.

páginas vistas

desquehacerados