No hubo Nobel para Gallo...

publicado el 12 de octubre de 2008 en «Milenio Diario»
columna: «se descubrió que...»

 

La gran sorpresa del Nobel fue que Estocolmo no incluyera a Robert Gallo como codescubridor del virus causante del sida, el VIH. Así, la polémica acerca de la paternidad parece tener una conclusión: Luc Montagnier y sus colaboradores lo descubrieron. La decisión parece dejar a Gallo en una posición incómoda, cuando ya había hecho las paces con Montagnier luego de la demanda en tribunales. Una magnífica nota de Jon Cohen y Martin Enserink en Science del viernes pasado permite asomarse al conflicto.

La mañana del 6 de octubre pasado sonó el teléfono de Robert Gallo. No, no era el Comité felicitándolo porque compartiría el Nobel de fisiología o medicina con Montagnier, sino un reportero informándole que había sido para Luc Montagnier y Françoise Barré-Sinoussi del Instituto Pasteur de París. Había un tercer premiado, y era el alemán Harald zur Hausen, por su descubrimiento del virus del papiloma humano que causa el cáncer cérvico-uterino y mata millones de mujeres.

"Los 50 profesores del Instituto Karolinska de Estocolmo, Suecia, dieron a Montagnier y Barré-Sinoussi la mitad del premio, $1.4 millones, y la otra a Zur Hausen, de la Universidad de Heidelberg". Anunciados estos tres no podía haber un cuarto, Gallo, porque el Nobel no se entrega a más de tres. Nadie puede negar la estupenda contribución de Gallo al conocimiento del VIH. Lo que quedaba al parecer resuelto era la polémica sobre el supuesto codescubrimiento por vías independientes.

Gallo reaccionó con aliviane a la noticia haciendo notar que los tres premiados merecían el Nobel. Sin embargo, reconoció lo evidente: su decepción: "Sí, estoy un poco abatido por eso, pero no mucho", dijo a Science. "Lo único que me preocupa es que esto dé a la gente la impresión de que yo pudiera haber hecho algo equivocado."

El propio Montagnier también dijo a Science que le sorprendía la eliminación de Gallo. "Fue importante probar que el VIH era la causa del sida, y Gallo tuvo un papel muy importante en esto", reconoció Montagnier. "Lo siento mucho por Gallo".

El equipo francés aisló el VIH de un ganglio linfático inflamado en un paciente con un padecimiento todavía desconocido en 1983, pero similar a otros aparecidos un año antes en California, siempre entre jóvenes homosexuales. La definición de la nueva entidad clínica permitió localizar la zona donde ya cundía como una devastación general sin fronteras de sexo, edad ni orientación sexual, que eran los países centroafricanos: aldeas completas desaparecían a causa de un mal nunca visto, resistente a brujería y medicina.

El equipo francés del Instituto Pasteur detectó actividad de una enzima llamada transcriptasa reversa: el VIH no era un virus, sino un retrovirus que se caracterizan por usar la maquinaria genética de células infectadas para replicarse. El equipo de Montagnier describió por primera vez el VIH en el número de Science correspondiente al 20 de mayo de 1983. Concluían diciendo: "El papel del virus en la etiología del sida aún debe determinarse."

La primera evidencia de que el VIH era la causa misma llegó un año después, y del equipo de Gallo. Con cuatro artículos en Science demostraron que el VIH pertenecía a virus similares descubiertos por ellos. El primer retrovirus humano (con ARN en vez de ADN) había sido descubierto también en el laboratorio de Gallo y fueron estos trabajos los que permitieron cultivar luego el VIH en laboratorio.

La polémica entre Gallo y Montagnier estalló en 1985 al tratar de patentar la primera prueba sanguínea para localizar anticuerpos contra el VIH, señal de la infección.

"En 1987, el presidente Ronald Reagan y el primer ministro francés Jacques Chirac calmaron las aguas legales al proclamar dos codescubridores del virus y concertar que las regalías por la patente [de la prueba] se dividieran entre los dos países. Gallo y Montagnier aceptaron". La rama de olivo fue un extenso ensayo sobre la cronología del VIH que publicaron en Nature como coautores.

"Pero se reencendió la polémica en 1990, cuando el Chicago Tribune publicó una extensa investigación realizada por John Crewdson, quien se preguntaba si el laboratorio de Gallo no había robado el virus al grupo de Montagnier." El conflicto llegó hasta el Congreso de Estados Unidos, pero investigaciones posteriores exculparon a Gallo y su equipo de cualquier conducta desleal.

En 2002, Gallo y Montagnier escribieron sendos ensayos para Science. Ambos reconocían las mutuas aportaciones. Sus escritos fueron vistos como preparación del terreno para recibir un Nobel compartido. Pero un miembro del Comité Nobel 2008, Jan Anderson, dice que al tomar su decisión siguieron el deseo de Alfred Nobel, "al honrar el primer descubrimiento" y no cada sucesivo hallazgo.

El secretario del Comité, Hans Jörnvall, fue más contundente durante la conferencia de prensa en Estocolmo: "Al decidir qué descubrimiento merece el Nobel, nosotros somos los expertos, no un grupo de abogados..."

 

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