Conspiración mata ansiedad

publicado el 05 de octubre de 2008 en «Milenio Diario»
columna: «se descubrió que...»

 

Fui al DF a una plática sobre los 40 años del 68 y una joven veinteañera me explicó que a mis 24 años fui torturado psicológicamente en el Campo Militar No. 1. Fui a Aguascalientes a presentar mi libro Otros días, otros años, y un señor me explicó que soy parte de una conspiración que tiende a negar los hechos del 68, como los miles de cadáveres que fueron a tirar al mar en decenas de camiones del Ejército, los gritos de los heridos que asaron vivos en los hornos crematorios del Campo Militar, los cadáveres despedazados por los tanques y recogidos con pala tras el desalojo del Zócalo la noche del 27 de agosto, los muertos mientras detenían la puerta de la Prepa 1 cuando el bazukazo que incendió el 68 (¿y qué le detenían?), todo lo cual vio y relata el entonces profesor Fausto Trejo.

Qué casualidad, hiló con lógica aristotélica el personaje, que Aguilar Camín, "ese becario del salinismo", niega también los hechos de Acteal, donde, como todos sabemos, los malos llegaron a matar a los buenos mientras éstos rezaban el santo rosario. Y los mataron porque los malos suelen matar a los buenos. Y la tal Mastretta de seguro obtendrá el Óscar por su peli, predijo con certeza. Y también se niegan los hechos de Atenco, Oaxaca, etcétera.

En fin: un compló que ni el Loco López, en adelante LoLo para abreviar, había desentrañado y debí contemplar con azoro, al lado del ultraderechista Román Revueltas, mi presentador. Luego, fui invitado a la cena... con los becarios del Fonca.

No asistí porque detesto a los huevones becarios que hacen con mis impuestos "instalaciones" con un televisor viejo atravesado por un lanzazo de tubo neón. Y lo habría dicho así, para horror de autoridades y silencio de becarios.

Como Science, ya se sabe, es parte de la peor conspiración: la del imperialismo que busca imponernos a todos su gusto por las hamburguesas, el cine joligudense y el modelo de belleza estilo Marilyn Monroe, el viernes pasado publicó un mamotreto que desprestigia las conspiraciones como simples arreglos de nuestra percepción en busca de orden, porque resulta que el desorden nos pone muy nerviosos.

Creer que estamos en control de los hechos es una bien establecida y efectiva ruta para reducir ansiedad y estrés. Por el contrario, ser colocado en una situación que no nos permite su control activa conductas dirigidas a rehacer nuestro piso de seguridad. En la página 115 del semanario, Whitson y Galinsky (nótense los apellidos extranjeros) muestran que la necesidad de control, de explicación de los hechos, es lo bastante fuerte como para influir la percepción, al grado de ver perfiles de pautas donde no existen.

En una serie de estudios, se puso a prueba si la falta de control de la situación experimental incrementaba la ilusión de patrones perceptivos. De ser así, un conjunto al azar de estímulos sin relación sería identificado como relaciones significativas y coherentes. En efecto, los participantes que carecieron de control sobre los estímulos al azar que recibían tendieron más a percibir en ellos patrones ilusorios: vieron imágenes en ruidos, descubrieron correlaciones ilusorias entre informes de la Bolsa de Valores, percibieron conspiraciones y desarrollaron supersticiones.

"Demostramos que el incremento de patrones perceptuales tiene una base motivacional". Midieron la necesidad de estructura y mostraron que la relación causal entre falta de control y patrones de percepción ilusorios se reduce reafirmando el yo.

Al incrementarse en los sujetos de estudio la necesidad de dar estructura a estímulos al azar (y por ende sin estructura), se incrementaba también la posibilidad de que vieran pautas en lo que no era sino casualidad, y eso los llevaba a encontrar conspiraciones donde no había ninguna. Permitir a los sujetos el combate de su ansiedad por medio de ejercicios de auto-afirmación, consigue mantener bajo control sus percepciones ilusorias.

El deseo de combatir la incertidumbre y mantener control sobre el medio ha sido siempre considerada una fuerza primaria y fundamental en las motivaciones humanas y una de las más importantes variables que gobiernan el bienestar psicológico y la salud física.

Por ejemplo, cuando pueden controlar, o creen que pueden controlar, la duración de choques eléctricos, se muestran menos ansiosos. Lo peor de un malestar es ignorar cuánto pueda durar. La falta de control activa la amígdala cerebral y produce respuestas de temor. No sorprende que las personas busquen, de forma activa, reestablecer el control cuando lo pierden y crean encontrar relaciones de causa-efecto en secuencias que no las tienen. Y esto ocurre más cuando los hechos son inesperados, más que cuando son desagradables. Una pauta comprensible evita el sentimiento de desamparo y ajusta a la persona con su medio. Esto sugiere que nos resulta más insoportable no entender algo que entender algo desagradable. Contacto: Jennifer Whitson.

 

la talacha fue realizada por: eltemibledani

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