¿Y de quién es la Nación?

publicado el 24 de septiembre de 2007 en «Milenio Diario»
columna: «la calle»

 

En México el suelo, el subsuelo, el aire, las aguas y el espacio pertenecen, por ley, a la Nación (que nuestros constituyentes escriben con mayúscula para que inspire respeto). El artículo 27 de la Constitución así lo dice de forma tan meticulosa que pierde precisión y más bien llama a risa. ¿Y qué es la Nación? ¡No lo explicita! Vaya olvido. La primera aparición de esa palabra se da en el Artículo 2º.- La Nación Mexicana es única e indivisible. La Nación tiene una composición multicultural... bla, bla.

No lo dice nuestra Constitución, pero todo diccionario le da al término "nación" al menos dos acepciones: 1. Todos los habitantes de un país. 2. El territorio de ese país. Así que el texto del Artículo 27 resulta chistosísimo y profundamente estúpido: "La propiedad de las tierras y aguas [...] corresponde originariamente a la Nación." Si sustituimos el término indefinido por su definición tenemos 1) Una redundancia: las tierras, aguas y espacio de México son propiedad original de todos los habitantes de México. O 2) Una ridiculez: el territorio es propiedad del territorio.

Como el territorio no ha mostrado sus escrituras de propiedad y la población tampoco, los diputados decidieron que la Nación es propiedad de los diputados. Y sanseacabó. La nación ha sido privatizada por 500 inútiles que no saben siquiera pensar, hablar y escribir correctamente. Estos amos y señores generosamente otorgan "concesiones" a la ciudadanía en algunos y muy restringidos casos.

Exactamente igual que con los textos declarados divinos, y cuya procedencia divina se prueba porque el mismo texto lo dice, así las propiedades de la nación son del gobierno porque así lo dicta la interpretación que hacen del texto constitucional. Y a callar.

Desde la reforma al artículo 27 en tiempos de Salinas, la tierra ya pertenece a quien posee la escritura correspondiente. Pero es tan reciente esa "ciudadanización" de la propiedad que, como la del IFE, está a merced de los aires que soplen en el Congreso.

La regulación del Estado es imprescindible en todo lo que hace a evitar conflictos entre particulares. Pero una cosa es regular, poner orden en el espacio o en los suelos, y otra declarar que son concesiones que "la Nación", o sea los gobernantes, otorgan graciosamente a sus vasallos. La nación somos todos, territorio incluido, y lo que es de todos no es de nadie. Así que, para asignar diversas bandas del espectro electromagnético, o las aguas de un río, los gobernantes deben 1. Poner orden entre los solicitantes, y 2. Cobrar por el uso de aquello que es de todos. Suponerle a la nación propiedades cuyo dominio transmite a los particulares es un disparate, bueno para ocultar que son del gobierno.

Moños, moños y más moños

"Sólo si se investiga a Fox habrá presupuesto para 2008", afirman diputados del PRI y PRD. No señores: revisar y en su caso modificar el presupuesto para entregarlo aprobado es una obligación legal señalada sin dejar dudas en el Artículo 74 de la Constitución. No hacerlo debería ser, en un sistema de poderes bien equilibrados, causal para disolver el Congreso y llamar a nuevas elecciones.

Como los niños díscolos, nuestros congresistas condicionan lo que no es condicionable: las minirreformas fiscales van si y sólo si decapitamos un organismo autónomo, el IFE. Hay presupuesto si investigamos a Fox.

Sin duda, debe investigarse la remodelación del rancho del ex presidente: ¿cuánto se hizo por la visita de Bush? ¿Cuánto con recursos legítimos? ¿Hubo mal uso de recursos públicos? Debe aclararse.

Pero el texto constitucional es preciso: "Artículo 74.- Son facultades exclusivas de la Cámara de Diputados [...] IV.- Examinar, discutir y aprobar anualmente el Presupuesto de Egresos de la Federación [...] Sólo se podrá ampliar el plazo de presentación de la iniciativa de Ley de Ingresos y del Proyecto de Presupuesto de Egresos, así como de la Cuenta Pública cuando medie solicitud del Ejecutivo suficientemente justificada a juicio de la Cámara o de la Comisión Permanente [...].

Es de notarse que el constituyente únicamente pensó en que el presidente pudiera faltar a su obligación. Jamás le pasó por la sesera que la propia Cámara de Diputados se negara a desahogar lo referente al Presupuesto de Egresos. ¿Por qué habría de hacer tal cosa? Se pudieron preguntar los constituyentes de otros tiempos que no previeron las zancadillas de hoy. Pues nomás por joder.

 

la talacha fue realizada por: eltemibledani

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