Hay 237 motivos en el sexo... o más

publicado el 26 de agosto de 2007 en «Milenio Diario»
columna: «se descubrió que...»

 

El sexo tiene centenares de motivaciones. Entre las últimas y menos importantes está la de tener hijos. Si ésta fuera importante, quien ya tiene los deseados no volvería a pensar en sexo, así como quien ya compró casa no vuelve a abrir las páginas donde se anuncian. La humanidad ignoró hasta el muy cercano año de 1953 cuál era el mecanismo desencadenado por una relación sexual. Durante milenios, las diversas culturas asignaron al padre roles de diversa importancia, desde la de simple proveedor de alimento (el semen) al germen provisto en exclusiva por la mujer, hasta otros igualmente fantasiosos. Lo único cierto es que era un papel incierto.

Cuando, en 1677 el holandés Antonie van Leeuwenhoek observó por primera vez en la historia humana una población de agitados espermatozoides (los suyos propios, que obtuvo de alguna muy cochina manera...) no supo para qué servían. Tampoco supimos para qué eran unos curiosos bastoncitos dentro del núcleo de las células, sólo era notable que, al teñir un tejido para observarlo bajo el microscopio, tomaban un color más fuerte y les pusimos cromosomas (cuerpos con color).

Mientras eso ocurría, ya en pleno siglo XIX, la gente seguía despreocupadamente a duro y dale, nomás porque tenía ganas.

Ahora, una nueva investigación realizada en la Universidad de Texas en Austin "revela cientos de motivaciones variadas y complejas que van desde espirituales hasta vengativas". David Buss y Cindy Meston se preguntaron por qué la gente tiene relaciones sexuales y encontraron 237 motivos. El amplio estudio viene en el número de agosto de los Archives of Sexual Behavior.

Los motivos pueden ser tan mundanos como "estaba aburrido" o muy espirituales: "Me quería sentir más cerca de Dios". Recordemos que el sexo tántrico es una forma de aproximación a la espiritualidad. A veces se tienen por altruismo: "Quería que la otra persona se sintiera bien" o tan arribistas como: "Buscaba un ascenso"... y el camino es un acostón con quien decide. A veces se tienen para impresionar a los amigos, otras para dañar a los enemigos: "Quería romper la relación de un rival".

Buss y Meston condujeron dos estudios. En uno pidieron a más de 400 hombres y mujeres que expresaran sus razones para tener relaciones sexuales. En el segundo, preguntaron a más de mil 500 estudiantes sus experiencias y actitudes respecto al sexo.

Hubo razones de tipo tan físico como "reducir el estrés", sentir placer, mejorar experiencias, curiosidad o simplemente que la otra persona baila bien. Las razones orientadas a una meta pudieron ser utilitarias o prácticas (como tener un bebé), de estatus social (ser popular) o de venganza: "Quería infectar a alguien". Las razones emocionales iban del amor y el cuidado, a la expresión de sentimientos, como: "Le quería decir gracias." También la inseguridad estuvo entre las razones: búsqueda de atención, concesión ante quien insiste y otros. En fin, la respuesta no es para nada obvia, "la gente tiene diversas razones al buscar sexo, algunas de ellas son más bien complejas". Contacto: David Buss.

Adicción a internet y cómo curarla

¿Su primer antojo por la mañana es un ratón de computadora? ¿Revisa obsesivamente su e-mail a media noche? Si así es, usted está entre el diez por ciento que padecen del "Internet addiction disorder", una adicción patológica a internet que puede conducir a ansiedad y depresión severa.

Pinhas Dannon, psiquiatra de la Universidad de Tel Aviv, recomienda agrupar esta adicción con otras como la compulsión por el juego, por el sexo o la cleptomanía (robo irresistible y sin necesidad).

La adicción a la internet se clasifica como uno de los desórdenes obsesivo-compulsivos entre los que se encuentran pensamientos y conductas rituales, como un excesivo lavado de manos, y la navegación por la web. Pero la adicción a la internet es distinta, dice Dannon, y no reconocer sus particularidades impide un tratamiento correcto.

Dos son los grupos de mayor riesgo: el primero son los adolescentes. Pero el segundo, sorpresivamente, son personas entre los 50 y 60 años que sufren la soledad de "nido vacío". Los síntomas son difíciles de diagnosticar, pero pueden ser pérdida de sueño, ansiedad al no estar en línea, aislamiento de la familia y de los amigos, hasta pérdida del empleo y depresión profunda.

Como en otras adicciones extremas y amenazantes, se deben combinar psicoterapia y medicamentos tales como bloqueadores de la serotonina y otros empleados en el juego patológico y la cleptomanía.

Dannnon y sus colegas han publicado sus hallazgos en el Journal of Clinical Psychopharmacology. Se puede ser adicto al café, al ejercicio o al llamar por celular. "Conforme cambian los tiempos, así cambian nuestras adicciones", concluye Dannon.

 

la talacha fue realizada por: eltemibledani

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