Derecha e izquierda: ¿qué es eso?

publicado el 06 de agosto de 2007 en «Milenio Diario»
columna: «la calle»

 

Una antigua militante de partidos de la vieja izquierda, María Mercedes Maciel, se contaba entre los miembros del PRD ajenos a la arrivazón del PRI, un escaso porcentaje en constante reducción. Llegó con los partidos que se unieron a la Tendencia Democrática en las elecciones de 1988 y después formaron el PRD a la sombra de Cuauhtémoc Cárdenas, su principal fuerza electoral. De este partido saltó a candidata al gobierno de Baja California por el PT, Partido del Trabajo, denunciado en sus orígenes como "creación salinista". Ahora Maciel salta, en nueva voltereta política sin red de protección y con redoble de tambores, de ese trapecio al de Jorge Hank Rhon, candidato del PRI.

En conferencia de prensa, María Mercedes justificó su maroma con el peregrino argumento de que busca cumplir el objetivo de la dirigencia nacional del PT de "cerrarle el paso a la ultraderecha, que desde hace 18 años gobierna Baja California" (Excélsior, 2 de agosto). En pocas palabras, detener al PAN que ha dado muestras de torpeza en Baja California, pero difícilmente se puede llamar a eso "ultraderechismo".

¿Y qué otra cosa es Hank sino la expresión más acabada de la derecha? Hank Rhon es el traficante de animales exóticos con su eterno chaleco de cocodrilo, el amo de las casas de juego, el frívolo retoño de aquel Hank González, el profesor inexplicablemente convertido en uno de los hombres más ricos de México y autor del lema: un político pobre es un pobre político.

La nota del corresponsal, Jorge Ortiz, concluye así: "El dirigente del Partido de la Revolución Democrática, Jesús Alejandro Ruiz Uribe, dijo que no es extraña la declinación de Maciel Ortiz, porque desde el inicio de campaña se significó por ser ‘palera del priista." Palera de Hank al que se alía para detener el avance de la ultraderecha... es difícil encontrar una ocurrencia más risible, una contradicción en los términos mejor ejemplificada y un oportunismo más vil.

Parece como si nos urgiera tener en México un gobierno de ultraderecha para probar al fin qué es eso. Sería sano para nuestra vida pública que comenzáramos a devolver a las palabras su verdadero peso y dejáramos de emplearlas como sal de los discursos y morralla de la agresión.

En la izquierda hicimos (pecamos todos) un mazacote, una escamocha con retazos de loas a la revolución mexicana, impulso a grupos surgidos del lumpen (que aprendimos de Mussolini), corporativismo cardenista, populismo peronista, indigenismo protector, pobrismo, mujerismo, y rociamos todo con harta canela machista sobre el "nuevo hombre"... que era idéntico al viejo, pero a lo bestia.

Uno a uno esos componentes de lo que llamamos vagamente "izquierda" se han ido mostrando en todo su conservadurismo: la Revolución hundió la economía del país, nos atrasó treinta años, y no nos hizo más democráticos que Chile, Argentina o Uruguay, países con sólida clase media y menores niveles de miseria gracias a que no tuvieron revolución; el sindicato es la explicación a la gran tragedia de Pemex y de nuestro naufragio educativo; los grupos de ambulantes, peticionarios y demás zonas limítrofes con el hampa, pasaron del PRI al PRD porque se venden al mejor postor y acabaron como el mejor ejemplo del fenómeno Bejarano.

¿Y el indigenismo? Acabó en la comedia de Marcos. "El indigenismo es más bien un zombi político mimado por fuerzas sociales que reaccionan contra la expansión de la democracia en América Latina", es una reacción conservadora arraigada en un pasado mítico, más de origen colonial que indígena, sostiene Roger Bartra en su "Sonata etnográfica en no bemol", capítulo de Fango sobre la democracia.

La sonata, o sonsonete, de la izquierda está escrita en "no", pero no bemol, sino en "no mayor" y acompañamiento de bajo continuo. Como las furias en Orfeo, sólo responde a coro un ¡no! estruendoso.

¿Y aquel rechazo de la izquierda a incrementar la deuda pública? La deuda del Distrito Federal: 44 mil millones de pesos. Plazo para pagarla: 30 años. De ese calibre es el agujero que llenaremos los contribuyentes de todo el país. Así fue como quien dijo "a mí denme por muerto" respecto de lanzarse por la presidencia de la república... montó cinco años de precampaña hasta lograr los índices más altos de popularidad. Cuando los capitalinos que hoy nacen cumplan 30 años y sean ya padres, se estará pagando el último abono de esa deuda, pero no las que se acumulen.

 

la talacha fue realizada por: eltemibledani

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