Usted puede encontrar a ET

publicado el 05 de agosto de 2007 en «Milenio Diario»
columna: «se descubrió que...»

 

Que la vida es posible en planetas semejantes al nuestro es el motivo de la afanosa búsqueda de estrellas similares al Sol con planetas como la Tierra. A partir de 1992, en que fueron detectados los primeros planetas extrasolares, hace tiempo superaron el centenar. De entre ellos, muy pocos están a una distancia de su estrella madre equiparable a la que hay entre la Tierra y el Sol. Menos todavía tienen características de tamaño y solidez que permitan suponer la existencia de vida como la conocemos. Pero la vida puede existir en condiciones que ahora ni siquiera imaginamos.

De ahí que todos quienes poseemos una computadora podamos participar en un experimento mundial que busca vida extraterrestre, curaciones contra el cáncer o predicción del clima. En el último número de The Planetary Report, Amir Alexander y Charlene Anderson recuerdan el surgimiento del proyecto SETI (Search for Extra Terrestrial Intelligence). Lo único necesario para contribuir es ceder el tiempo libre de nuestra computadora encendida y dotarla de un salva-pantallas que nos ofrece imágenes a todo color de cómo nuestra computadora analiza frecuencias de radio captadas por el enorme radiotelescopio de Arecibo, en Puerto Rico, registradas por la Universidad de California en Berkeley y enviadas por pequeños segmentos, vía internet, a los millones de computadoras provistas de un programa que busca señales inteligentes entre el "ruido" estelar.

El programa, SETI@home, es gratuito y lo puede usted bajar. Hecho esto, escoja el período en que deberá entrar el salvapantallas. Arecibo capta la "estática" del universo por sectores del cielo, Berkeley hace bloques y, una vez instalado el programa, recibimos un primer bloque, que pudieran ser señales captadas el 6 de marzo de 2001 a las 18:45 y 16 segundos. ¿De dónde proviene esa estática? De las estrellas y galaxias. Son ondas de luz en la longitud llamada radio, enormes si las comparamos con las de luz visible o ultravioleta, y que una radio capta como ruido. Conforme nos aproximamos a una estación transmisora (con un botón manual de los antigüitos) vamos distinguiendo voces, música, señales auditivas que primero surgen de entre el ruido, luego se limpian y ya podemos decir: ¡Ah, es el tercer movimiento de la tercera de Brahms!

Ahora viene lo formidable: el programa aplica funciones matemáticas que hacen las veces de nuestro sintonizador: desechan todo lo que sea producto explicable por el azar y marcarían donde encontraran señales con baja probabilidad de ser el producto azaroso de un planeta girando en su órbita, la actividad de una estrella, un pulsar a velocidad pasmosa, un quasar en los confines del espacio. En la computadora vemos la expresión plástica, a color y en movimiento, de esos análisis matemáticos: es el salva pantallas. Basta un toque para que reaparezca el trabajo que estamos haciendo, por ejemplo un artículo para MILENIO sobre el SETI, o un chat erótico con un húngaro que nos dice cachondeces.

¿SETI busca señales enviadas a nosotros? No. Busca señales perdidas, como las de TV que nosotros lanzamos al espacio, sin desearlo. Si usted se encontrara a un año-luz de distancia y tuviera un radio telescopio tan potente como el de Arecibo, podría ver a los comentaristas de diversos canales anunciando que las elecciones de México aún no tienen resultado definitivo por reñidas. Un equivalente podría estar saliendo de un planeta donde hubiera: 1. Vida, 2. Vida inteligente, 3. Vida con nivel tecnológico igual o superior al nuestro, y 4. Vida con nivel tecnológico igual o superior al nuestro... y contemporánea de nosotros.

Una vez revisado un bloque, el programa lo regresa a Berkeley para estudios posteriores y baja un nuevo bloque para proseguir. Los usuarios no hacemos nada porque, para empezar, no sabríamos qué hacer. De ahí uno de los peligros mencionados por Carl Sagan: como el análisis por transformadas de Fourier (que realiza nuestro programa, según dice) nos resulta un lenguaje más abstruso que el chino, la anticiencia se nos cuela por todos lados: la enorme mayoría de los humanos hemos perdido contacto con las fronteras de la ciencia. Por eso tanto da hablar de conexiones magnéticas universales, como de gravitación universal.

Ya hay unos seis millones de computadoras participantes, lo cual hace un poder, un superpoder analítico jamás no digamos alcanzado, ni siquiera imaginado en la historia de la ciencia.

Bueno, ¿y ya encontramos a ET? No. Lo cual no es prueba de que no exista. No recuerdo cuál grande de la ciencia dijo: Si en todo el universo estuviéramos nada más nosotros, sería un gran desperdicio. Pero sí recuerdo que fue el monje Giordano Bruno quien, por sostener lo mismo y afirmar que, además, sería prueba de la grandeza de Dios, fue quemado vivo en la plaza romana llamada Campo dei Fiori, donde se levanta ahora un hermoso monumento a su memoria.

 

la talacha fue realizada por: eltemibledani

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