Sólo hubo ciencia al olvidar los espíritus

publicado el 22 de julio de 2007 en «Milenio Diario»
columna: «se descubrió que...»

 

El más grande logro de Occidente fue la separación de los mundos divino y humano: dio al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, como pidió Cristo sin saber que en su nombre se levantaría un imperio con césar y pontífice en uno: poder terreno y espiritual unidos en la Roma papal como en los reyes-sacerdotes mayas. La separación de ciencia y espiritualidad, de conocimiento natural y religión, fue un logro germinal de Occidente porque de allí procede el origen de la ciencia, la filosofía y su más reciente derivado: la revolución tecnológica que ha hecho de los países occidentales la Meca (gulp) de todos los inmigrantes.

En balsas y a nado, cruzando montañas y desiertos, selvas y ríos, llegan a los países desarrollados quienes huyen de regiones donde la ciencia sigue bajo la vigilancia de quienes detentan la espiritualidad. Son millones de miserables, decenas de millones que inundan Europa, Canadá, Estados Unidos, escapando de la vida infame a la que los condena una visión que no distingue entre fe y conocimiento.

Dos son los momentos fundacionales de la ciencia. Uno, la ruptura de los filósofos jonios con las explicaciones espirituales del mundo, ruptura que trajo la poderosa idea de explicar la Naturaleza por la Naturaleza misma y no por fuerzas ajenas a ella, se llamaran Zeus, Jehová, Kukulkán o Quetzalcóatl. Y dos, la recuperación de esa idea maravillosamente sencilla por la Italia del siglo XV, lo cual abrió la puerta al Renacimiento que se extendió por toda Europa.

Para que viéramos el desarrollo científico y tecnológico de los últimos dos siglos, con su carga de bienes y servicios jamás gozados ni por los antiguos príncipes, fue necesario que nunca más hubiera reyes-sacerdotes como en Roma o Chichén Itzá. Mientras el conocimiento estuvo bloqueado por ideas espirituales, no hubo ciencia. La ciencia se deriva de la convicción, surgida en Jonia y sólo en Jonia en el siglo VI antes de Cristo, de que los hechos naturales pueden explicarse en base a procesos regulares y a la vez naturales; de que la naturaleza es comprensible por la razón.

Una grandiosa cultura, la maya, no superó la edad de piedra porque no descubrió los metales duros: cobre, hierro. Quizá por estar atareados en levantar a sus dioses pirámides recubiertas de estuco. Para obtenerlo debían quemar inmensas extensiones de selva, lo cual trajo una catástrofe primero ecológica, luego política con el colapso, en el siglo IX de nuestra era, de la autoridad basada en reyes-sacerdotes.

Ninguna cultura del continente americano urdió el sencillo artefacto que se produce al atravesar una rueda con un eje: la carretilla egipcia, el carro babilonio. De igual forma, ninguna gran cultura del mundo, salvo Jonia del siglo VI a. C., se propuso conocer el mundo sin ayuda de intervenciones espirituales. Los filósofos presocráticos idearon explicaciones basadas en el fuego, el aire, la tierra, el agua, o el número, como propuso Pitágoras dos mil años antes de que Galileo descubriera que la naturaleza habla en matemática. El camino a la realidad, título de un formidable libro de Penrose, pasa por descubrir la armonía matemática del universo y por la idea, propuesta por Tales, de demostración matemática. Demócrito concibió unidades indivisibles de la materia y las llamó átomos, que significa no-cortables.

Se equivocaron en las explicaciones, no en el método. Ptolomeo hizo astronomía al explicar los movimientos planetarios en base a múltiples esferas giratorias. Equivocada, porque Marte no está montado en una esfera que gira sobre otra, pero astronomía porque está basada en la observación y en la razón, sin ayuda de espíritus. El método fue rescatado, tras mil años de olvido, por los hombres del Renacimiento. La mecánica de los gases nos dio la máquina de vapor para mover trenes y telares y barcos. Hombres como Juárez hicieron realidad la exigencia de Cristo y pusieron la espiritualidad en la iglesia. Ya antes había dicho Galileo a los líderes religiosos: "Ustedes me podrán decir como ir al Cielo, no cómo van los cielos..."

Hoy día los papas viajan en aviones controlados por radares, los líderes espirituales predican sus ocurrencias bobas desde televisores de plasma, las escriben en computadoras que emplean nanotecnología y las envían por Internet urbi et orbi para que las almas cándidas pongan ojos en blanco y pasen al éxtasis ante la mera neta de la espiritualidad.

Raza Cómica

Una errata de imprenta hizo decir a Vasconcelos que somos la raza cósmica, cuando el pensador escribió "raza cómica", según se demuestra con cualquier debate de nuestros diputados y senadores, en las declaraciones del inefable vocero perredista, y en la avidez con que el país entero se traga el más fantasioso e ilógico cuento chino.

 

la talacha fue realizada por: eltemibledani

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