Las dos varas... otra vez

publicado el 16 de julio de 2007 en «Milenio Diario»
columna: «la calle»

 

Uno. En el mismo PRD que aplaudió la gorilesca acción de Hugo Chávez contra la televisora más antigua de Venezuela, se mesan barbas y se desgarran túnicas porque el gobierno mexicano no evitó la quiebra de Radio Monitor, propiedad de José Gutiérrez Vivó. Cuando Chávez cerró Radio Caracas TV, el PRD se presentó alborozado a festejar el golpe en la embajada venezolana llevando mariachi.

Pero bastó que un empresario cercano a López Obrador debiera cerrar su negocio para que el PRD acusara al gobierno federal y clamara por "el atentado contra la libertad de expresión". Monitor estaba ya emplazada a huelga por sus trabajadores, así que, como bien señala Raúl Trejo en La Crónica, también podemos leer el cierre de la radiodifusora como un paro patronal. Pero esa vía no es redituable en los mítines.

Cuando el gobierno del DF redujo a cero su publicidad en los diarios La Crónica y Reforma, porque no trataban a AMLO como él hubiera deseado, el PRD consideró justo el castigo. Muchos les recordamos aquel "no pago para que me peguen" que el presidente López Portillo asestó contra Proceso al retirarle toda publicidad oficial. Lo obligó a sobrevivir de sus lectores y anunciantes particulares... como siempre debió ser, ¿o no? La Jornada jamás denunció parcialidad alguna cuando un solo medio recibía el 50 por ciento del presupuesto obradorista destinado a prensa: es que lo recibía La Jornada. Pero ni Crónica ni Reforma dejaron de publicarse por ese intento de asfixia a la crítica. Fue así porque no son empresas que vivan del gobierno.

"José Gutiérrez Vivó, a quien no se le regatean méritos profesionales, no pudo sostener sus empresas ni cumplir sus deberes económicos para con los trabajadores, ‘porque la publicidad no llega, porque hay indicaciones de que no llegue’, según dijo al cierre de su programa. No hay ninguna pista de que haya indicaciones para que ‘la publicidad no llegue’. Simplemente no llegó en la abundancia que el empresario periodístico requería para sufragar los gastos de sus estaciones de amplitud modulada, el periódico que compró (El Heraldo de México) y su estilo de vida. Decidió sacrificar la radio. ¿Eso es culpa del gobierno? ¿Se trata de un ataque a la libertad de expresión?

"Durante años, Gutiérrez Vivó fue un pionero y paladín del libre mercado. [...]. Ahora perdió. Y perdió con las leyes del mercado." Pablo Hiriart, Excélsior, 11 de julio.

Dos. Elba Esther Gordillo y Carmen Lira consiguieron lo impensable: liderazgo vitalicio, una al frente del desastre educativo que nos condena al eterno subdesarrollo, y la otra en la dirección de La Jornada, el desastre informativo de inocultable parcialidad a cambio de los fondos del gobierno capitalino. ¿Polos opuestos? Ahí vemos cómo se juntan. Pero las caricaturas, burlas y socarronerías sólo se dirigen contra la lideresa del sindicato de maestros.

Tres. Echeverría. Los guerrilleros que mataban secuestrados "por ser burgueses" entraban por completo en la definición de quien comete genocidio: exterminar sin más motivo que la pertenencia a un pueblo, una clase, una religión. La Fiscalía Especial jamás pudo probar que el crimen cometido en Tlatelolco el 2 de octubre de 1968 haya sido genocidio por la sencilla razón de que todos los dirigentes detenidos, todos, fuimos entregados vivos a tribunales. El gobierno cometió entonces infinidad de crímenes: homicidio, privación ilegal de la libertad, hasta tortura (no en mi caso). Pero no hay manera de probar que buscara exterminar un grupo social por, y sólo por, ser ese grupo social. La acusación de genocidio es insostenible, no por falta de muertos, sino de intencionalidad genocida, condicionante esencial. Echeverría obtuvo amparo porque no se demostró su participación en la masacre, que no genocidio.

¿Estuvo, como secretario de Gobernación, detrás de los hechos? Quizá el Batallón Olimpia, que inició los disparos, seguía sus órdenes. Es una sospecha fundada en un dato: el Ejército no sabía que al cerco del mitin asistirían militares vestidos de civil. Cuando los mencioné en mi interrogatorio, detenido en el Campo Militar 1, los militares a cargo cruzaron miradas, asombrados, y me ordenaron exponerlo así, "sin cambiar nada", ante el Ministerio Público. Al hacerlo, un personaje, civil, ordenó al MP: ¡Eso no se escribe! La Fiscalía iba a ofrecer algo más que supuestos más o menos razonables. Entregó una aberración... se la tumbaron. Y punto.

 

la talacha fue realizada por: eltemibledani

0 animados a opinar:

 

 

ÍNDICE DEL BLOG

milenio diario

la crónica de hoy

la jornada

revistas

misceláneo

 

etiquetas:


pasaron por aquí


la plantilla de este blog es el "pizarrin" donde, durante sus ratos de ocio, eltemibledani hace sus pininos modificando el xhtml fuente.

páginas vistas

desquehacerados