¿Con quién tengo el gusto?

publicado el 02 de julio de 2007 en «Milenio Diario»
columna: «la calle»

 

—Sí... ¿con quién tengo el gusto?

—Pues no sé, señorita, ¿cómo podría saberlo yo?

Se tardan algunos segundos en comprender y no les hace gracia. Pero el hecho es que con quién tengamos nuestros gustos no es asunto del gobierno. Nunca debió serlo. Hay quien paga por sus gustos y quien cobra por darlos... pero también los obtiene. Es un lugar común del bienpensar sostener que las putas padecen su trabajo, impuesto por la pobreza, la ignorancia y la explotación.

La explicación se parece a la mil veces expuesta por López Obrador acerca de la delincuencia organizada: es producto de la pobreza y por tanto debemos atacar ésta, su raíz, con eso desaparecerá la delincuencia. O sea, ¿ves?, que la derecha tenía razón y los pobres son rateros. Bueno... pues algunos lo son, otros no. El mismo personaje no se cansa de repetir en su tournée del azote que los ricos le robaron su elección. El hecho, fácilmente comprobable, es que la pobreza no es condición necesaria ni suficiente para delinquir. Tampoco para prostituirse, que, a diferencia del robo o el homicidio, sólo es delito donde así lo digan las leyes. Es falso que donde no las atajen con cárcel, las mujeres corran en masa a practicarse abortos, como dice la conseja eclesiástica. Es igualmente falso que se desbarranquen a la prostitución.

Una reciente declaración de una dirigente de "trabajadoras sexuales" desmiente estas castas opiniones: "Si quisiéramos trabajar sentadas ante un escritorio, seríamos secretarias", dijo con humor a MILENIO. Otra la escuché, hace años, a una de las más connotadas dirigentes feministas, que no cito porque no he pedido su autorización. Hacían ella y otro grupo un estudio socio-psico-económico-laboral entre putas cuando descubrieron, con horror, que tenían orgasmo en buena parte de sus negociadas relaciones. Esto es, el orgasmo dependía de según con quién...

Como ocurre con la droga, es la prohibición lo que atrae al crimen, y permite al proxeneta vender protección. El negocio se le acaba cuando la prohibición termina. Es fácil observar la coincidencia entre escasa inteligencia, pobreza y prostitución porque es la relación que salta a la vista. No la única: hay putas inteligentes y surgidas de clases medias y aun altas. Los ricos no buscan en los zaguanes de La Merced, donde se solazan los camarógrafos dados a mostrarnos el envilecimiento de bla, bla... Tienen para sus gustos a jóvenes "edecanes", educadas, limpias, bonitas, que llegan en coche.

Con la prostitución ocurre como con la homosexualidad: cualquiera identifica una puta corrientona, como cualquiera ve a un travestí de plumas y lentejuelas. Pero no son todas las que están ni están todos los que son...

El asunto a debate, como en el caso de las drogas, es si los adultos tenemos o no derecho a usar nuestros cuerpos. El límite, como siempre, está donde se causan daños a terceros: drogar a un menor o hacer que se prostituya es y debe seguir siendo un delito grave.

La explotación también tiene sus bemoles. Tenemos el caso aterrador de Las Poquianchis. Pero corresponde a las autoridades investigar si un prostíbulo cobra, como todo negocio, por usar sus instalaciones, lo cual exige una cuota y es asunto legal, o ejerce una suerte de esclavitud sobre quien allí trabaja, y es ilegal.

En fin, que por eso mismo, para evitar abusos, es por lo que debe legislarse acerca de la prostitución. El lenocinio también debe definirse: quien ofrece sus instalaciones no es necesariamente lenón. Puede que lo sea. Corresponde a la ley definir cuándo abusa, a menos de que, con Marx, definamos que la propiedad privada de los cuartos y camas es un robo siempre y en toda circunstancia porque el dueño (casi siempre dueña) de las instalaciones se apodera de la plusvalía.

2 de julio

Hace un año salimos a votar millones de mexicanos. Todas las encuestas mostraban a dos candidatos emparejados. Las urnas fueron vigiladas por nosotros mismos, casi un millón de vecinos- ciudadanos elegidos al azar y preparados por el IFE. Otro millón de representantes de todos los partidos observó la votación y el posterior recuento voto por voto y casilla por casilla. Observadores nacionales y extranjeros certificaron la limpieza de los comicios. Ningún partido, ninguno, planteó objeciones graves en las actas a su disposición. Esos son los hechos. Pero el nuevo patriotismo exige clamar que se vendieron todos, todos, todos (gulp).

 

la talacha fue realizada por: eltemibledani

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