Dos espinos: en el PAN y en el PRD

publicado el 25 de junio de 2007 en «Milenio Diario»
columna: «la calle»

 

Panistas y perredistas se debaten frente a dos obstáculos espinosos: los líderes de sus partidos. El verdadero presidente del PRD, Andrés Manuel López Obrador, es a su partido lo que Manuel Espino al suyo: como dicen los gringos "a pain in the ass". Gracias a Espino, el PAN quedó identificado con la ultraderecha en el caso de las sociedades de convivencia (a las que se opuso, sin costo político, López Obrador en su momento) y en la legalización del aborto (a la que también se opuso, y también sin costo, el susodicho AMLO). Los panistas que pudieron votar a favor de laspropuestas fueron aplastados.

En cuanto al PRD, los intentos por imponer en Michoacán a Leonel Godoy pueden llevar a que López Obrador consiga lo impensable: entregar el estado al PAN luego de que el PRD se haga pedazos al buscar el exterminio final del cardenismo. El amo del PRD parece ignorar lo obvio: en Michoacán no hay perredismo, hay cardenismo. Mientras Cuauhtémoc Cárdenas estuvo en el PRI, Michoacán fue priista; cuando buscó la presidencia por un frente de partidos, con él estuvo Michoacán; y cuando fundó el PRD esos mismos michoacanos fueron perredistas.

En el PAN, militantes y legisladores de tendencia moderada habrían aceptado las sociedades de convivencia y así compartirían ahora el triunfo de esa ley, pero las maniobras de Espino permitieron al PRD colgarse la medalla. El caso se repite: la nueva ley para legislar la eutanasia pasiva es proyecto de la diputada Paula Soto, panista. Pero un Espino obcecado y de pocas luces ha conseguido que la presente el PRD. Y la ganará. Contra lo señalado por clérigos, eutanasia no es suicidio asistido. La persona expresa su "voluntad anticipada" de que, cuando se encuentre en fase terminal, se le deje "en las manos de Dios"... si es creyente. Muchos lo hemos oído de familiares y lo hemos solicitado para cuando sea el caso. Se retiran tratamientos y aparatos ya inútiles al moribundo, al tiempo que la ciencia médica se aboca exclusivamente a darle mejor calidad de vida en sus últimos días, en casa y sin pago de hospitales que sólo añadan sufrimiento. Es un acto humanitario. Y puede uno dejarlo estipulado cuando aún está en pleno uso de facultades mentales. Eso significa "voluntad anticipada".

En el PRD los cardenistas volverían a ganar el gobierno de Michoacán, pero los rencores de AMLO contra Cuauhtémoc abren ancha vía al triunfo panista.

Los operadores de López Obrador en su intriga contra Cárdenas son aquel José Guadarrama, acusado por el PRD de mandar asesinar campesinos perredistas en Hidalgo... hoy senador por el PRD, y René Bejarano, el señor del maletín y los bolsillos repletos de dólares cuyo destino aún se desconoce oficialmente. En elecciones internas donde "Se han tirado millones de pesos a la basura... lo que debería darnos vergüenza", dijo el candidato Cristóbal Arias, López Obrador exige a los michoacanos votar por el suyo, Leonel Godoy, identificado como traidor a los cárdenas, y aplaudir una campaña que arma aquel mismo Guadarrama responsable de maquinar durante años los fraudes para el PRI, su partido ayer, hoy y siempre. Es mucho pedirles.

El trauma y el síndrome

El trauma por la masacre de Tlatelolco, produjo el síndrome del 68 en las autoridades. Su mejor definición la acaba de hacer el ministro presidente de la Suprema Corte, Guillermo Ortiz Mayagoitia: "...A partir de 1968, se han generado una serie de condiciones jurídicas y políticas, que inducen más bien a la pasividad del gobernante, porque al parecer, encuentra en la omisión, mejores expectativas que si diera cumplimiento a sus deberes constitucionales. Por otra parte, no hemos sabido todavía configurar el uso correcto de la fuerza pública, lo cual da como resultado excesos, y en algunos casos violación de garantías".

El ministro presidente de la SCJN manifestó que en Oaxaca no hubo un ejercicio inmediato de la fuerza pública sino que ésta se postergó y por eso el conflicto se les salió de control al gobierno municipal y estatal, concluye la nota de Omar Sánchez de Tagle en Milenio, 19 de junio. Nuestros gobernantes, comenzando por Ebrard en el DF, desean olvidar que también la omisión es delito en un funcionario público. Las marchas son un derecho, pero el cierre de vialidades es siempre un delito. Lo comete tanto quien lo realiza como quien lo permite: "Tanto peca el que mata la vaca como el que le amarra la pata."

 

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