Víctimas y victimarios

publicado el 31 de marzo de 1997 en «La Jornada»
columna: «la ciencia en la calle»

 

Los women's studies

Hace 15 años, en la era preinternet, los puros títulos de artículos que mencionaran "diferenciación sexual del cerebro", alcanzaban unos 20 metros de papel que los bancos de datos consultados a través del Conacyt entregaban con eficiencia y rapidez. Haga el lector ahora la prueba y encontrará ya no metros sino kilómetros de investigaciones: niñas machorras por testosterona recetada a la madre gestante, períodos exactos para que un cerebro adquiera rasgos diferenciales. La completa arbitrariedad de los roles sexuales, el ambientalismo puro, no pudo seguirse sosteniendo, salvo como acto de fe. La negativa a reconocer los mecanismos de selección darwinistas dentro de nuestra misma especie fue y es el último reducto de la ignorancia. El desgarrador caso del niño emasculado y luego educado como niña (visto la semana pasada) fue un fracaso que llevó a esa persona, ya adulta, al borde del suicidio. Punto final a las absurdas tesis conductistas: "denme un niño y haré de él una niña". En Estados Unidos, productor de modas, el giro es ahora de 180 grados en los Departamentos de Estudios Femeninos (Women's Studies Departments), llamados por Harriet Baber "pink fluffy ghettos" o rosados guetos pachoncitos, cuya monosexualidad evita la excesiva competitividad de los hombres. Free Inquiry,15,2.

El estilo nómada

Se pasó del extremo que afirmaba "todo es aprendido" a enfatizar las diferencias como un acto de maldad masculina ante mujeres histórica y milenariamente inermes: otra tontería. Ya encarriladas, algunas filósofas como Rosi (sic) Braidotti, están proponiendo que la ciencia, y sobre todo la epistemología o explicación sobre el cómo del conocimiento, son otra maldad del patriarcado, cuyo máximo exponente es Descartes y su lema "pienso, luego existo", pues eleva el yo a centro del universo. (Y el yo es asunto masculino, dice). Enfatiza Braidotti: "¡Por supuesto el yo no es el rey de la creación! ¡Por supuesto, la creencia en la unicidad del yo es una forma de narcisismo trascendental que es tan típico del orgullo masculino!" Su argumento es el del tendero español: ¡Vamos, que te lo digo yo! Propone, a cambio, un estilo para pensar, alejado del "corto y seco lenguaje académico" masculino, y dice haber creado una mezcla de lo lírico y lo teórico, al que llama "estilo nómada feminista" porque divaga entre voces múltiples. Por medio de ese estilo personal, dice alejarse del "dogmatismo falocéntrico", propio del estilo masculino, y nada menos que "regresar el pensamiento a su libertad, su vitalidad, su belleza," tan ausentes, supongo, en la teoría de la relatividad, en las geometrías no-euclidianas o en la gravitación universal. Tal es su modestia. Rosi, entusiasmada consigo misma, pone su "estilo nómada" al servicio de un feminismo definido por ella como "una extremadamente importante crítica razonada de la racionalidad".Op.cit.

Más Braidotti

Algunos encontramos esa libertad y belleza en la ciencia contemporánea, sean hombres o mujeres sus productores, no así en el estilo "poético" de Braidotti, que no sólo es confuso, sino contrario a su receta, pues acaba de condenar al yo cuando afirma: "yo deseo argumentar... yo veo esto como prioridad... yo, yo..." El pensamiento nómada que propone Braidotti tiene como modelo al por lo visto muy masculino yo de la filósofa, quien es italiana, crecida en Australia, estudiante en Francia y residente en Holanda. El pensamiento que llama "nómada" y receta a los mujeres como método, es una crítica de la racionalidad, ahora vista como característica masculina y por tanto rechazable. Braidotti predica con el ejemplo y se permite ignorar la racionalidad (por masculina y rígida) al condenar "los enunciados globales acerca de las mujeres" y, apenas unas líneas después pedir: "Pregunten a cualquier mujer" y encontrará banal la noción del yo. Op.cit. ¿Es así, lectoras?

Ellen Klein

Profesora de filosofía y autora de Feminism under Fire, Ellen Klein señala: "En su histérico deseo de escapar a su yo, Braidotti ha perdido la habilidad de ver la verdadera belleza del análisis filosófico." Y respecto de la importancia que da Braidotti al estilo en la escritura de la filosofía y su alegato de que los hombres descuidan el estilo para afirmar la cientificidad, señala Klein: "Si la única distinción es que la filosofía nómada feminista entrevera poesía y lógica, entonces ese estilo es tan viejo —y tan masculino— como Platón." Y tan moderno, añadiríamos, como Sagan, Hawking y Penrose. Concluye Ellen Klein: "Bien, no temas, mi errabunda princesa-filósofa. En una forma o en otra la racionalidad es la leche materna de nuestra disciplina. Así que vuelve a casa y sírvete un vaso alto."

Los malos y las buenas

Hombres opresores y mujeres subyugadas. Tal es la visión del mundo emanada de los departamentos de estudios femeninos en las universidades. Robert Sheaffer (op.cit.) plantea algunos elementos que no resultan explicables en un mundo diseñado por los hombres para su exclusivo y egoísta beneficio. Estos son algunos datos que claman al cielo explicación:

—Los hombres han sido casi el 100 por ciento de la carne de cañón en todas las batallas durante toda la historia.

—Las mujeres viven en promedio 7 años más que los hombres.

—Cuando han alcanzado un derecho después que los hombres (por ejemplo el voto), esto ha sido poco tiempo después, ya que a través de la historia nadie tenía derechos, salvo las élites, y éstas las constituyen tanto hombres como mujeres.

—Las víctimas del crimen violento son abrumadoramente hombres.

—Al ser convictos por un delito, los hombres reciben sentencias 50 por ciento mayores que las mujeres por el mismo delito.

—Un hombre tiene10 veces más posibilidades de morir en la cárcel que una mujer.

—Los hombres, en el paraíso que se han contruido para sí mismos, se suicidan cuatro veces más que las sufridas mujeres.

—De entre los 25 peores trabajos, por salario y condiciones, 24 son desempeñados por 95 o 100 por ciento de hombres.

—De los muertos en accidentes de trabajo, 94 por ciento son hombres.

La FFE

La organización estadunidense llamada Feministas por la Libertad de Expresión (FFE) sostiene: "Las mujeres que fundamos la FFE creemos que el feminismo no puede florecer en tanto las mujeres continúen viéndose a sí mismas como víctimas (...) La FFE no cree que las mujeres sean frágiles flores necesitadas de protección. Un libre y vigoroso comercio es la mejor garantía de autogobierno democrático y futuro feminista." Firma Rachel Hickerson. Op.cit.. (Próximo: La voz disonante de Camille Paglia).

 

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