La ley y las hormonas

publicado el 18 de noviembre de 2012 en «Milenio Diario»
columna: «se descubrió que...»

 

Las personas de pensamiento liberal rechazan toda mención a hormonas como causa de conductas. "¡No somos animales!", claman. Pues sí lo somos. Y la oxitocina, que hace fieles de por vida a pequeños mamíferos, también actúa sobre el hombre que sostiene una relación afectiva y sexual. La comprobación es sencilla: se mide la distancia que aceptan ante una mujer atractiva. Al administrarles oxitocina, la distancia aumenta. Una mujer atractiva es un riesgo para su relación permanente y empeora con la cercanía.

Las compañías de seguros lo saben con números: asegurar un mismo auto tiene muy diverso costo según la edad del contratante: a partir de los 40 años se reduce el riesgo de accidentes y también el precio del seguro, se incrementa el de gastos médicos mayores. Un hombre de 20 años es una bomba de testosterona circulante. De ahí que, para choferes de transporte público debiera darse preferencia a hombres mayores… sin que lo sean tanto porque entonces aparecen torpezas de la edad.

El estudio sobre proximidad a mujeres atractivas y niveles de oxitocina se publica este 14 de noviembre en The Journal of Neuroscience. Dirigido por René Hurlemann, de la Universidad de Bonn, Alemania, el equipo descubrió la ya señalada relación entre distancia y nivel de oxitocina. Y un dato aún más interesante: "En contraste, la oxitocina no tuvo efecto en hombres solteros". Son los casados o en relación permanente los que sienten el aviso de peligro y lo evitan.

La oxitocina es una hormona producida por el hipotálamo, parte de nuestro cerebro antiguo que, con la amígdala cerebral y el hipocampo son responsables de nuestras emociones (a menos de que usted crea en el alma). No conocemos nuestras áreas más sombrías, asomarse produce pánico. Es el gran descubrimiento de Freud.

Las funciones de esa hormona comienzan desde el parto, pues dispara el alumbramiento y luego facilita la lactancia. Después pasa a formar parte de nuestra batería de hormonas y pasiones.

"Investigaciones previas en animales conocidos por su fidelidad, como los perritos de la pradera, han identificado la oxitocina como clave importante en esa conducta", dice Hurlemann. Cuando a los fieles animalitos se les administra un bloqueador de la oxitocina, se vuelven donjuanes insaciables de hembra en hembra.

Pues así estamos hechos. "Los investigadores administraron oxitocina o un placebo por medio de un espray nasal a un grupo de hombres saludables y heterosexuales. Cuarenta y cinco minutos después se les presentó una mujer a la que describieron como atractiva. Conforme la mujer se movía entre los voluntarios, debieron indicar cuál consideraban una 'distancia ideal' y cuándo la distancia era 'ligeramente inconfortable'".

El equipo había partido de una hipótesis: puesto que la oxitocina incrementa la confianza entre la gente, "esperábamos que los voluntarios admitieran una mayor cercanía, pero ocurrió exactamente lo contrario". Los hombres con relación permanente se sintieron incómodos al quedar a distancia de 10-15 centímetros. Pero no así los solteros".

Es también interesante otro dato: los hombres del grupo experimental (con oxitocina) y los del grupo control (con un placebo) calificaron a la mujer como igualmente atractiva. Eso no varió.

En otro experimento, "los investigadores encontraron que la oxitocina no tenía efecto alguno en la distancia que los hombres admitían respecto de un experimentador atractivo" que paseara entre ellos a diversas distancias. No es ninguna sorpresa: la oxitocina estrecha los lazos sociales. El equipo no hizo el experimento obvio: usar un grupo experimental de hombres homosexuales, unos solteros y otros en relación permanente, y pasear entre ellos a una mujer atractiva y luego a un hombre atractivo.

Puedo adelantar mi hipótesis: grupo con oxitocina o con placebo, con una relación o solteros, responderá igual a la distancia de la mujer atractiva, y también a la del hombre atractivo: no lo percibirán como riesgo para su relación.

"En los monógamos perritos de la pradera, sabemos que la oxitocina juega un importante rol en la formación del lazo en la pareja", dice Larry Young, de la Universidad Emory. Así que el estudio de Bonn "sugiere que el rol general de la oxitocina es promover que la conducta monógama se conserve de los roedores al hombre".

Pablo Hiriart

No, estimado Pablo, esa primera plana de La Razón no fue digna de tu inteligencia. Aún no me lo creo.

Gonzalo Rivas

Se investiga la muerte de dos normalistas en la refriega con policías al liberar una caseta de pago, ¿y el asesinato de Gonzalo Rivas, quemado vivo por esos normalistas al incendiar la gasolinera donde trabajaba?

 

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