Para mantener su fe, no piense
columna: «se descubrió que...»
Los journals semanales de mayor renombre en la publicación de investigaciones científicas originales, Science y Nature, presentan una acuciosa investigación: pensar nos aleja de la fe. ScienceNow, dice llanamente que para mantener la fe, no nos pongamos analíticos, nota de Greg Miller acerca del estudio realizado por Will Gervais y Ara Norenzayan, de la Universidad de British Columbia, en Vancouver, Canadá. Philip Ball hace un comentario al respecto en Nature.
Para probar la hipótesis, buscaron diferencias entre personas que usan más la intuición o más el análisis. Tomaron un ejemplo empleado por el neurocientífico y filósofo Joshua Greene y sus colegas de Harvard. Hicieron a cientos de voluntarios tres preguntas, una era: "Un bat y una pelota de beisbol me costaron $1.10. Si el bat me costó $1.00 más que la pelota ¿Cuánto me costó la pelota?" La respuesta inmediata, e intuitiva, es 0.10. Pero no es la correcta. Lo sería si pregunto: el bat me costo 1 dólar, ¿cuánto la pelota? 0.10. Pero no es ésa la pregunta, sino un dólar más.
Debo admitir con cierta vergüenza, que no solo fue la mía, sino que tardé media hora en entender la buena: 0.05. El bat me costó 1.05, que es un dólar más que la pelota. Esa respuesta exige más pensamiento analítico, y "gente que elige respuestas intuitivas, mientras se controlan igual CI, educación, orientación política y otros factores, tiende a reportar creencias religiosas más fuertes".
Chin... Entonces me hice autoanálisis: ¿creo en Zeus y Apolo? No. ¿En Osiris y Ra? ¿Krishna y Vishnú? Tampoco. ¿Por qué creer en Yahvé-Alá y sus furias bíblicas (en estricto sentido)? Porque mi familia medio cree en eso, sin mucho entusiasmo. Pero muestro "fuertes creencias religiosas". No creo en el antropomorfismo de un creador y diseñador porque ya hace unos 2 mil 500 años, en Grecia (but of course) Xenófanes hizo escarnio de la religiosidad popular con una expresión de fuerza inigualable: "Si los leones y los caballos tuvieran manos, los leones dibujarían a los dioses como leones y los caballos como caballos". Nadie lo ha dicho mejor.
El materialismo perfecto lo expresó Demócrito, hacia el 430 a.C. "El átomo y el vacío son las únicas realidades". El átomo era una partícula indivisible. Pero en 1836 el inglés Michael Faraday anotó en su Diario: "Encontré que la electricidad al pasar (por un cable) produce magnetismo" en torno al cable... Ni átomo ni vacío, campo. El escocés James Clerk Maxwell unificó electricidad y magnetismo en un "campo electromagnético". La física del siglo XX encontró que las partículas elementales, electrones y quarks, son los verdaderos átomos, y se comportan como ondas, añadió Louis de Broglie. El átomo es casi en su totalidad vacío. El sólido escritorio de Sherrington está hecho en su casi totalidad de nada.
"Otro grupo de voluntarios escribió un párrafo acerca de las ocasiones en que siguiendo su intuición o un razonamiento cuidadoso alcanzaron un buen resultado". De nuevo, quienes escribieron acerca de intuición reportaron fuertes creencias religiosas. "El pensamiento analítico puede estimular la incredulidad". Los voluntarios que resolvieron crucigramas con palabras como análisis, razón y similares reportaron creencias religiosas más débiles.
Un experimento final presentó un cuestionario común y otro en una tipografía de difícil lectura. Mismos resultados: hubo correlación positiva entre leer un texto difícil y tener creencias religiosas débiles. Un ejemplo local: el historiador católico y guadalupano Joaquín García Icazbalceta, encargado de fundamentar ante el Vaticano la coronación de la Virgen de Guadalupe en 1895, concluyó en carta al arzobispo: Entre más investigo, más dudas me surgen.
En la nota de Nature, Ball hace notar la cautela con que el texto de Science se adelanta a la furia de los creyentes, no sugieren que las creencias religiosas sean de forma inherente irracionales: "Solo decimos que así parecen..." Ups.
Vayamos a la columna central del dios judeo-cristiano-musulmán. Me regalan un boleto con el que, al seguir unas pocas reglas, me gano una villa en Amalfi, un piso completo en París y otro de dos plantas en Park Avenue, Nueva York. Amalfi, cercana a Nápoles y del mismo lado, está montada sobre un farallón y se entra por un túnel corto. A la entrada del túnel hay una placa que dice (perdón, es de memoria y quizá falle la ortografía): "Il Giorno del Giudizzio, per gli amalfitani che andrano in Paradiso, sarà un giorno comme qualche altro..." (El Día del Juicio, para los amalfitanos que vayan al Paraíso, será un día como otro cualquiera). ¡Bravo!
Pero, de no seguir las reglas o no haberme arrepentido antes de que suene una campana (que no sé cuándo sonará), seré sometido a terribles tormentos y a vida artificial para que el tormento no acabe con la muerte.
Sin dudar rechazo el boleto. No le entro a la rifa. Pero el boleto ya lo tengo y sin mi consentimiento. Las reglas también.
0 animados a opinar:
Publicar un comentario